Una información que pone en el foco de sus ataques tanto a los movimientos sociales como a las fuerzas de izquierdas y que tiene la mentira como guión argumental. Una información y una cultura que también culpan la inmigración (“le quitan empleos a los nacionales y hacen deficitaria la seguridad social”) de algunos problemas sistémicos del mercado laboral y fomentan el acoso a colectivos ya marginados (LGTBI). Aunque seguramente donde hay más coincidencias es en la política económica por su común defensa de los intereses de las clases de rentas más altas.
Pedro Sánchez: "Vamos a poner la vivienda en el centro de nuestras prioridades, queremos que sea derecho constitucional y un bien de primera necesidad".
Independientemente de que consideremos absolutamente legítimas las divergencias sobre la Reforma laboral aprobada por el Gobierno español de turno (PSOE/UP), la actitud de las derechas españolas (PSOE/VOX) en el debate parlamentario no puede clasificarse más que cómo vergonzosa.
Parece cada día más evidente que, a pesar de la triple crisis que nos golpea duramente (sistémica, ambiental y pandémica), de la brutal ofensiva de las derechas (PP/ Cs/ VOX) y sus aliados (jueces, policías, medios de comunicación...) y de las comprensibles diferencias internas, el gobierno español de las izquierdas (PSOE/UP) avanza en su consolidación con cada vez más seguridades de ser quien de finalizar la actual legislatura y afrontar la próxima en una excelente posición de partida tal como para repetir la actual mayoría.
Con los avances en la vacunación y, por caso, la progresiva desescalada de las mascarillas, entramos, después de casi año y medio de pandemia, en una mayor normalidad que repercutirá positivamente tanto en la convivencia y en la vida cotidiana como en la marcha de la economía.
Los bloqueos institucionales deberían estar regulados por ley, a acatar por todos aquellos que quieran ocupar un Gobierno, sea este municipal, autonómico o central.
En los últimos tiempos, el hasta hace pocas fechas niño mimado de las grandes empresas, ha entrado en una espiral de despropósitos que pocos llegan a entender.
¿Qué conclusiones sacar cuándo vemos a Casado (PP), Rivera (Cs) y Abascal (Vox) juntos defendiendo la unidad de España, contando con el apoyo de barones tan significativos como Núñez Feijoo (PP), frente a no se sabe qué “enemigos de la patria”, de esa patria una grande y libre?
El PP de ahora es el triste epílogo de una política en plena decadencia. Y como no logramos salir del pozo, solo cabe exclamar aquello que decía el cura que me bautizó: Dios no coja confesados.
Pablo Casado Blanco no es Aznar, ni mucho menos Rajoy, y esta Convención es la suya. La que de verdad puede otorgarle el marchamo de líder en los próximos años o, por lo contrario, enviarlo al limbo donde Hernández Mancha levita en soledad eterna.
El dirigente del PPdeG acusa al partido naranja de querer "ser el PP" y de carecer de "proyecto para Galicia".
Su apuesta al frente de la organización juvenil del PP pasa por mayor presencia pública y "acercarse sin tapujos" a la Universidad.
Defiende que el debate de fondo es "dónde va a estar el partido dentro de unos años".