Obsolescencia programada en impresoras: ¿mito o realidad?

Las impresoras son uno de los dispositivos más utilizados a nivel doméstico y corporativo en todo tipo de entornos: viviendas, bloques de oficinas, despachos, notarías… A pesar del proceso de digitalización experimentado en todas las labores administrativas (impulsado en parte por las necesidades surgidas a raíz del acaecimiento de la pandemia de coronavirus), la impresión en papel continúa siendo fundamental para presentar de manera presencial documentos tan importantes como certificados médicos, documentos de identidad, actas compulsadas o cualquier otro tipo de documento de relevancia.

No obstante, como todo dispositivo electrónico, su duración está en el punto de mira de numerosos estudios, sobre todo desde la implementación de herramientas digitales como la impresión inalámbrica, la compatibilidad con dispositivos de última generación o la inclusión de escáneres y pantallas digitales.

La longevidad de las nuevas impresoras, en el ojo del huracán

Desde que los escáneres empezaron a integrarse en las impresoras y su funcionamiento todavía no estaba depurado, comenzó a extenderse la creencia de que toda impresora que incluyese un escáner de documentos vería comprometida su durabilidad. Y es que, pese a que la premisa era buena, ciertas incompatibilidades con los sistemas operativos de final de siglo comenzaron a lastrar la experiencia, así como la inserción de determinadas piezas endebles que acababan por empañar la propuesta. Una propuesta que, pese a su accidentado inicio y no cuajar en sus primeros compases, empezaba a contar con cada vez más adeptos. 

Conforme han pasado los años y las impresoras han ido ganando terreno en el catálogo de dispositivos informáticos, la calidad general de su acabado ha ido creciendo hasta convertirse en complementos premium para todo equipo informático del hogar. En la actualidad, desde cualquier smartphone o tablet pueden imprimirse documentos con tan solo sincronizar la impresora a la red y seleccionar la opción habilitada en el dispositivo.

A pesar de que la obsolescencia programada es un problema real detectado en gran parte de los dispositivos electrónicos comercializados en la actualidad, la causa del malfuncionamiento de las impresoras suele contar con otros factores al margen de la cuestión de la caducidad de sus componentes. Por ejemplo, las incrustaciones de polvo, la exposición prolongada al sol o a cualquier otra fuente de calor o un mantenimiento deficiente de las carcasas de anclaje de los cartuchos de tóner pueden poner en jaque la vida útil de la impresora, acelerando su deterioro y provocando fallos terminales que terminen por requerir una sustitución integral del dispositivo.

Los cartuchos compatibles, la cabeza de turco de un problema con causas muy variadas

Durante años se ha culpado al uso de cartuchos de tinta compatible con el deterioro acelerado de las impresoras, ya que estos cartuchos no cuentan con el sello de dispensación oficial de los propios fabricantes. Sin embargo, con el paso de los años se ha ido desmitificando la idea del tóner compatible para poner el foco en otras cuestiones que terminen por afectar al rendimiento de la impresora.

“Durante años los cartuchos compatibles han sido los grandes culpabilizados por el deterioro repentino de impresoras, cuando en realidad el cartucho o la calidad de su tinta no tiene una afectación tan relevante como para provocar comportamientos erráticos del dispositivo”, sostiene el equipo de A4Toner, comercio especializado en la venta de cartuchos de tóner compatibles con dispositivos de primeras marcas y material de oficina de calidad superior.

“Nuestro catálogo se nutre de productos específicamente diseñados para impresoras de marcas de primer nivel, como Canon, Brother, Dell, Lexmark, Samsung o Panasonic”, señalan desde la plataforma.

“Trabajamos solo con los mejores proveedores de tinta y seleccionamos directamente la que va a formar parte de nuestros cartuchos, por lo que nos aseguramos de ofrecer al cliente el mejor cartucho posible a un precio que puede llegar a ser un 80% más barato en comparación con el de dispensación oficial”, señalan desde A4Toner.

La obsolescencia programada, reconocida por los propios fabricantes

No obstante, tal y como reconocen desde la propia tienda, un uso indebido de los anclajes del cartucho o la obtención de tinta deficiente puede provocar desperfectos permanentes en la impresora. “Aunque sería deshonesto no reconocer que una tinta deficiente puede provocar daños de distinta consideración en la impresora, también es de justicia reconocer que las impresoras normalmente dejan de funcionar por un uso intensivo o por un defecto de fabricación presente desde el primer uso, cuyos efectos se han ido agravando con el tiempo”, comentan desde A4Toner.

“La obsolescencia programada, lejos de ser un mito, es un problema real que causa daños de distinta consideración al dispositivo para incentivar la adquisición de otro nuevo, algo reconocido por marcas de primer nivel del sector de la telefonía y la informática”, sentencia el equipo de la plataforma.

Ante este panorama, es evidente que no solo las impresoras, sino todo dispositivo electrónico fabricado en la actualidad cuenta con fecha de caducidad desde el mismo momento en el que son puestos a la venta. No obstante, esto no exime al consumidor de la responsabilidad de usarlo y mantenerlo adecuadamente, asegurándose de proporcionarle los recambios de calidad necesarios en caso de necesitarlos, algo elemental cuando se trata de un dispositivo como una impresora, y buscando asesoría experta en caso de duda o de precisar ayuda para no errar en la elección.

“El hecho de que nuestra premisa sea ofrecer recambios de tinta a un precio más competitivo no nos hace cejar en nuestra búsqueda de la tinta de más alta calidad, ya que sabemos lo importante que resulta contar con un cartucho que no comprometa la integridad de la impresora y que ofrezca impresiones de calidad, sin tinta corrida, grumos ni apelmazamientos sobre el papel”, sostiene el equipo de A4Toner.