​Las fiestas del cuerpo, que no del alma

Carmen P. Flores

Christmas


Entramos en la última semana de las fiestas de los gastos desmesurados -aquellos que puedan- los atracones y las comidas familiares, muchas de las cuales acaban en discusiones porque, con los flujos del vino, la cerveza, el cava y las copas, la discreción pasa a un segundo lugar. Las bocas se calientan y se aprovecha para echar en cara algunas ofensas guardadas que el alcohol hace aflorar como las burbujas al descorchar las botellas. Muchas de esas reuniones familiares acaban como el rosario de la aurora. Dice un refrán popular que "las palabras de un borracho son sus pensamientos cuando está sobrio".


La excusa de las reuniones familiares en estas fechas tan "señaladas" no es otra cosa que la excusa perfecta para comer, beber, tener fiesta en el trabajo y gastar más de la cuenta. Pocas son las personas que contemplan las Navidades como un hecho religioso, que es la conmemoración del nacimiento de Jesús. Sólo hay que pasarse por una iglesia para comprobar cuántos fieles asisten a las distintas celebraciones religiosas propias de estas fechas. Estas son las fiestas del consumismo. Los temas del "alma", son para unos pocos… y cada vez para menos.


Hay quienes aprovechan estos días para irse a la nieve, viajar, leer o hacer aquellas cosas que no puede llevar a cabo durante el año por su trabajo. Cada persona es un mundo y disfruta de las fiestas de la mejor manera posible.


Las vacaciones navideñas suelen servir también para dar un descanso a los políticos, que como cualquier hijo de vecino aprovechan para descansar. Cosa que la ciudadanía agradece, y de qué manera…


El primer día del año suele ser como una especie de confesionario donde las personas suelen hacer un acto de contrición, donde escribe una lista, más o menos larga, de aquellas cosas que sin falta van a llevar a cabo este año. La primera, ir al gimnasio para perder esos cuantos kilos de más que se nos han pegado a las caderas, barriga u otras partes del cuerpo. Sin reclamos, pero es la consecuencia de los ágapes navideños.


Tengan cuidado porque aún queda el día de Reyes con sus roscones, que esconden en su interior habas o reyes, y sobre todo calorías. Dicho lo cual, ya queda menos para volver a la normalidad que no es otra cosa que la rutina diaria en la que estábamos antes de las fiestas.

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