¿Qué democracia ha ganado?

La Policía Nacional en el Colegio Ramon Llull de Barcelona este domingo 1 de octubre.

Lo que estaba planificado por parte de los autores intelectuales de la "consulta" se ha cumplido: que la Policía Nacional y la Guardia Civil interviniera en los centros de votación para quitar las urnas, tal y como había decidido una magistrada, por considerar que la consulta era ilegal.

El cumplimiento de la orden judicial ha sido llevada a cabo por los cuerpos nacionales ya que la inmensa mayoría de Mossos d'Esquadra han obedecido a sus jefes políticos y han ido de buenos de la película, sirviendo no a las leyes sino a sus jefes políticos.

Las cargas de la Guardia Civil y la Policía Nacional -que no nos gustan porque nos recuerdan otras épocas vividas y es muy triste que se hayan producido heridos- han sido la consecuencia de cumplir las órdenes de la justicia, de la que la policía catalana ha pasado olímpicamente. El motivo de la intervención era la de quitar las urnas para que no se pudiera votar. Ante la imposibilidad de poder entrar en los centros, han tenido que utilizar otros métodos. ¿Qué se pensaban que iban a hacer? ¿Regalar claveles? La irresponsabilidad es de las instituciones y de los dos provocadores, Cuixart y Sànchez, que en todo momento han incitado a la ciudadanía a salir a la calle, a ocupar las sedes de las votaciones, a llevar niños y personas mayores para que sirvan de escudo frente a las fuerzas represoras. Es una postura muy valiente, utilizar a estos dos colectivos vulnerables como escudos.

Mientras, algunos Mossos y Mossas muy sensibles se abrazaban llorando por su incapacidad para cumplir con su trabajo. Me gustaría que cuando un ciudadano cometa una infracción se ponga a llorar en solidaridad con el infractor. Esto va a servir de precedente para todos los catalanes, sobre todo, para los que han cumplido la ley y se han manifestado en silencio, sin acudir a la llamada de unos golpistas.

El Govern de la Generalitat y la parte independentista del Parlament se han saltado las leyes, cargándose de un plumazo el Estatuto, la Constitución y los derechos de la otra mitad del Parlament. Como estas actitudes fascistas de aprobación de leyes ilegales les han salido gratis, pues han ido avanzando, sin calcular -¿o sí?- las consecuencias de la convocatoria de un fraude de consulta que ya hemos comprobado cómo ha terminado. Lo preocupante de la situación es lo que viene a partir de ahora. ¿Más heridos o muertos?, esperemos que no.

Los instigadores han mentido desde el principio que plantearon la "consulta". Su discurso siempre ha sido el de "queremos poner las urnas para que la gente pueda votar y exprese su opinión sobre una hipotética independencia", pero la verdad, como se está comprobando, era proclamar la República Catalana.

Saben que eso no va a ser posible y las consecuencias jurídicas van a llevar a la aplicación del famoso artículo 155 y lo que eso conlleva. Por eso, los irresponsables de Sànchez y Cuixart -que no han sido elegidos por nadie- junto a unos sindicatos llaman a una huelga general para dar la sensación de que el pueblo catalán está con ellos. ¿Qué pueblo catalán?

Decir que ha ganado la democracia es un insulto a ella. ¿Qué democracia ha ganado, la suya? La democracia también es respetar las leyes, no adaptarlas a los intereses de unos y después invocar a ella para justificar lo injustificable. Este domingo ha sido un día muy triste para la democracia.

Con la actitud irresponsable del Govern de la Generalitat, la presidenta del Parlament y de los apéndices lo que se ha conseguido es despertar de nuevo a ETA y, si el PP contribuyó a fabricar independentistas, estos han contribuido ahora a que crezca la ultraderecha, mientras el resto de ciudadanos de este país -que no son ni una cosa ni la otra- miran perplejos y preocupados la situación.

"Las democracias observan más cuidadosamente las manos que las mentes de quiénes las gobiernan", decía Alphonse de Lamartine allá por el siglo XVIII.