​Que volen aquesta gent?

Manoel Barbeitos
Economista

Independentistascatalunya


Se veía venir. Conociendo a los personajes (Mariano Rajoy y su partido PP: Partido Popular) se veía venir que el gobierno español iba a aplicar a artículo 155 de la Constitución Española y en la que algunos consideran la "versión mas dura". Se veía venir también que C's (Ciudadanos) apoyaría con entusiasmo la medida que venía reclamando desde hace algunos días. Sobre lo que se tenían aún algunas dudas era si el PSOE llegaría a apoyar esa medida. Dudas que, desgraciadamente, ya están despejadas.


Si aún le quedaba alguna credibilidad a Pedro Sánchez sobre sus reales intenciones de situar el viejo partido PSOE en la senda de la socialdemocracia, ya no le queda alguna después de apoyar el gobierno de Mariano Rajoy en su aplicación del artículo 155. El que veníamos señalando en artículos anteriores sobre que el camino del PSOE ya estaba trazado y que Pedro Sánchez no lo iba a cambiar, traicionando una vez más sus promesas, se confirmó.


Sin estar de acuerdo, de ninguna manera, con los independentistas catalanes a los que, sin embargo, les reconozco su derecho a tener ideas independentistas y a tratar de ponerlas en práctica -en una democracia cabe todo aquello que se defienda con métodos democráticos-. Pienso que no es admisible, democráticamente, que para lograr esos objetivos se pasen la democracia y la legalidad a la torera ni tampoco que utilicen instituciones democráticas, como por caso el Parlament de Catalunya, en su único y exclusivo interés y beneficio.


Ya señalé en artículos anteriores como el llamado procés me parecía una estrategia antidemocrática y que, por tanto, la consulta de 1 de octubre no tenía validez ni jurídica, ni política. Mucho menos se podía utilizar para una supuesta declaración unilateral de independencia. El colmo de las barbaridades y de los desatinos políticos. Y también de los errores: la burguesía catalana no parece quien de aprender de sus errores históricos.


Sin estar de acuerdo, repito, con el camino trazado por los independentistas, mucho menos comparto la decisión adoptada por la nueva troika (PP, C's y PSOE) de aplicar el artículo 155 y suspender la Generalitat, dejando así sin voz al pueblo de Catalunya. Por antidemocrática, autoritaria y no servir para solucionar el problema político existente, sino por hacer mucho más difícil una salida pacífica y democrática al venir la encanar aún mas unos ánimos ya muy calientes.


Unos ánimos entre la ciudadanía catalana, ya muy caldeados tanto por el brutal comportamiento gubernamental el 1-O como por posteriores decisiones tales como la inédita persecución judicial de los dirigentes independentistas: una persecución en la que el poder judicial parece ir a rebufo de las decisiones del gobierno español. Algo que tanto lesiona la independencia de poder consubstancial en un régimen democrático como certifica el concepto autoritario que del poder tiene el gobierno español de torno (PP).


En este nuevo marco uno, sin embargo, no puede sustraerse la tentación de pensar que la contienda política está ahora en el terreno que algunas de las mentes mas lúcidas en ambos equipos (Gobierno español, Generalitat de Catalunya) habían escogido o cuando menos pensado. Si dejamos a un lado el conflicto político partidario y echamos un vistazo a lo que nos rodea entenderemos mejor lo que señalo.


Tanto el Gobierno español (PP) como la Generalitat de Catalunya (JxSi) son responsables, con políticas muy similares, del enorme deterioro económico y social que sufre no sólo Catalunya, sino toda España, con especial incidente en las clases populares. Al mismo tiempo muchos de los miembros tanto de la Generalitat de Catalunya (PDeCAT antigua CiU) como del Gobierno español (PP) están inmersos en incontables tramas de corrupción.


Una gravísima realidad política y social que el tsunami catalán trasladó a un segundo o tercer plano. Un cambio de escenario a lo que la mayoría de los medios altavoces colaboraron con un entusiasmo casi enternecedor. Por este camino en pocos días, por caso, ya no se hablará en Galicia de la terrible plaga de los incendios y de las responsabilidades políticas por la misma, sino del conflicto catalán.


Pero entre ambos contendientes hay una diferencia clave y fundamental que, curiosa y significamente, pocos políticos y analistas tienen en cuenta. La diferencia está en la clase social que está detrás de cada quien, de su estrategia y, por tanto, de su real fuerza. Una diferencia que, en mi opinión, parece decisiva y marcará el destino final de la actual contienda decidiendo quien van a ser los vencedores de la misma y quien los vencidos o derrotados.


Si se hubiera analizado con algo de detenimiento y rigor el actual enfrentamiento entre el Gobierno español y la Generalitat de Catalunya, se vería que se vuelve a reproducir la batalla entre la burguesía española -la oligarquía financiera e inmobiliaria y los grandes monopolios, reflejados todos en el IBEX 35- y la pequeña y media burguesía catalana -que también representan los Pujol, Millet, Carceller, Cortina, Trias, Mateu, Mas...-.


Una batalla en la que esta última intenta, de nuevo, independizarse de aquella. Una batalla en la que, no por casualidad, las clases trabajadoras catalanas apenas participan: para cualquier analista riguroso no pudo pasar desapercibido que el 1-O la participación de las clases trabajadoras catalanas -focalizadas en torno a Barcelona y su núcleo industrial: Hospitalet, Badalona, Santa Coloma, Cornellá...- fue mínima o muy baja.


En un contexto marcado por una gran recesión con elevado desempleo e importantes bolsas de pobreza que afectan mayormente a las clases trabajadoras estas están mucho mas preocupadas por la situación laboral y social de sus familias que por las ansias independentistas de un sector relevante de la población catalana pero de extracción mayoritariamente media/alta.


Este análisis sirve también para poder avanzar cómo va a finalizar el actual conflicto. Con una noticia grande derrota de la pequeña y media burguesía catalana -muy bien representada en JxSi pero también en ER- quien, una vez mas, hizo un cálculo excesivamente optimista de sus autenticas fuerzas.


Una nueva derrota que va a suponer en el plano político un grande retroceso en la autonomía catalana y una grande crisis en los planos económico y social que impactará en toda España. Una nueva derrota que traerá como consecuencia a nivel de estado un importante retroceso del estado de las autonomías. Algo que está entre los objetivos tanto de los partidos sistémicos (PP, C's y PSOE) cómo de la jefatura de Estado (Felipe VI). No digamos del IBEX 35.


Que volen aquesta gent? Si en su día debilitaron el movimiento sindical para así revertir el reparto de la riqueza a favor de las rentas de capital y en perjuicio de las rentas del trabajo. Se impusieron durísimas políticas de ajuste, con el coste de transformar una crisis financiera en una gran recesión, para debilitar aún más el ya deficitario estado de bienestar. Ahora quieren darle la puntilla al estado de las autonomías empezando por la comunidad ahora, y siempre, más rebelde: Catalunya.


Aliados no le faltan, son los de siempre: PP, C's y PSOE, los partidos sistémicos, los partidos que ellos (IBEX 35) financian. Tomemos nota en Galicia.


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