El sindicato de enfermería Satse-Galicia ha alertado este martes sobre el aumento de las agresiones a estos profesionales en sus centros de trabajo, y ha advertido que "hay muchos más" casos que los que se han denunciado (226 en el año 2016, y 174 solo en la primera mitad de 2017, según datos del Sergas).

La responsable de Satse en Galicia, Carmen García Rivas, ha señalado que, lejos de mejorar la situación, "ha empeorado desde 2005". Además, ha señalado que "el problema es que las enfermeras y enfermeros asumen esas agresiones, la mayoría verbales, como algo inherente a su trabajo".

La delegada de Salud Laboral de Satse, Judith Juncal, ha explicado que, en 2016, se denunciaron en Galicia 226 episodios de violencia externa, en los que el 40 por ciento de los profesionales agredidos eran enfermeras o enfermeros. Solo en el primer semestre de 2017, la cifra ya estaba en 174 casos (un 55 por ciento más que el año anterior), con un 30 por ciento de enfermeros y enfermeras afectados.

Asimismo, ha relatado que la mayor parte de esas agresiones, tanto verbales como físicas, se producen en las consultas y despachos (en centros de salud y en servicios de urgencias), seguidos por las habitaciones de los pacientes y por los domicilios, donde las enfermeras están "más expuestas".

Satse ha señalado que, pese a que se han puesto en marcha protocolos para prevenir esas agresiones, y se han nombrado interlocutores con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para actuar en centros conflictivos, "hay que ir más allá".

Por ello, han puesto en marcha una nueva campaña a nivel nacional, bajo el lema '#Stop agresiones. Nada justifica una agresión', y han animado a los profesionales de la enfermería a denunciar todos los incidentes. Asimismo, repartirán folletos entre los ciudadanos para "sensibilizar" a la población y trasladar que los enfermeros y enfermeras "no son el enemigo", y no son responsables de los recortes, de la falta de personal, listas de espera, etc.

Paralelamente, Satse reclamará a la administración la puesta en marcha de protocolos más eficaces, la elaboración de una normativa que regule las actuaciones necesarias para proteger a los trabajadores, y la adopción de medidas como zonas de espera adecuadas, cámaras de vídeo, botones 'antipánico', mejoras en la canalización de las quejas, entre otras.

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