La prensa y las tertulias de este martes rebosan de opinadores explicando las razones por las que el presidente de la Xunta no se presenta a la sucesión. La oposición se apuntó en seguida a la fiesta. Para el Bloque, Alberto Nuñez Feijóo se queda porque tiene miedo a los dossieres de su andanza con Marcial Dorado, una rémora que también perciben desde En Marea. Mientras, en el PSdeG creen que el líder gallego no se va porque sabe que en Madrid tiene las de perder.


Explicar la sorprendente decisión a última hora del presidente de la Xunta no es fácil, ni siquiera para su entorno más próximo. Mucho menos para Génova, que se ha quedado a cuadros, temorosa de una guerra civil.  Más difícil aún para los altavoces mediáticos del PP estatal, que llevaban semanas pronosticando el salto, incapaces de leer que detrás de su prolongado silencio de Feijóo había algo más que vanidad y estrategia. E incapaces de calibrar las presiones para que no diera el salto en forma de titulares del principal aliado mediático de Feijóo en Galicia.


¿Si no fue el ego ni la táctica, porque Feijóo no se descartó desde el principio? En su lacrimógeno discurso de ayer, el presidente del PPdeG admitió que consideró en serio dar el paso al frente. ¿Por qué no lo dió finalmente?


La explicación oficial es por compromiso con Galicia, la explicación que más se comenta en los corrillos políticos -también en los del PPdeG- es el miedo. Miedo a que de donde salieron las fotos con Marcial Dorado salieran más fotos u otras informaciones comprometedoras.



Feijóo, en el fondo a la izquierda, con Marcial Dorado, en una de las imágenes que le filtraron a El País


"Si finalmente juega sus cartas, esa máquina de picar carne que es la política madrileña le estará esperando. Acaban de darle una nueva mano de barniz a ciertas fotos náuticas. Que se ponga casco", escribió José Luís Jiménez -uno de los pocos informadores con relación directa con el núcleo duro de Feijóo- días antes de "la decisión". 


Mucho se ha hablado de quien filtró las fotos con el narco. El motivo oficial, que las filtró el PSdeG, no se lo cree nadie a tal altura, porque los socialistas -que sabían de ellas- no las publicaron cuando más les convenía, durante las campañas electorales que acabaron perdiendo ante Feijóo.


La hipótesis del fuego amigo es la más aceptada. Fuego amigo que pudo venir de Galicia -cuando salieron a la luz el PPdeG estaba convulsionado por la Operación Pokemon- o de Génova. Las dudas y el pasó atrás del de Os Peares apuntan a que el propio Feijóo no descarta que alguién efectivamente estuviese sacando brillo a los dossieres de sus andanzas con Dorado. 


También es cierto que la explicación oficial, Galicia como máxima meta para su carrera, está respaldada por las lágrimas de su discurso. Y está sovacada por la evidente ambición del político. Feijóo llevaba años abonando su ascenso. Cuando estaba en Madrid, cultivando su imagen de tecnócrata y buen gestor. Cuando regresó a Galicia, viajando constantemente a la capital a dejarse entrevistar por la prensa capitalina y regándola con anuncios de Turgalicia. 




En último término, sólo Feijóo sabe porque se queda. Como sólo Feijóo sabe si va romper otra promesa, la que ya rompió una vez, la de no volver presentarse a la Xunta. 

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