Su abogado dice que tiene "un trastorno sexual" y "un déficit intelectual", aunque los peritos creen que era consciente de los hechos
Un hombre de 34 años de edad y natural de Portomarín, Pablo G.A., ha aceptado 12 años de prisión por tres delitos de agresión sexual y dos violaciones, una de ellas en grado de tentativa, a diversas mujeres entre el 15 de junio de 2013 y el 3 de noviembre del año 2015, en Lugo.
Tras un acuerdo de conformidad, la pena de prisión que recae sobre este varón, que este lunes fue juzgado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Lugo, se verá sensiblemente reducida, ya que la Fiscalía solicitaba 32 años y 11 meses de cárcel.
Las agresiones sexuales fueron cometidas en la ciudad de Lugo entre 2013 y 2015, la tentativa de violación la cometió vestido de romano durante el Arde Lucus de 2013, y así sucesivamente hasta la violación que perpetró en noviembre de 2015. Ya ese mismo año este hombre, hijo de un agente de la Policía Nacional que trabajó en la Comisaría de Lugo, fue detenido e ingresó en la prisión de Bonxe.
Una vez que se alcanzaba el acuerdo con las víctimas, a las que ya ha reparado económicamente, y la fiscalía, el presidente del tribunal lo dejó "visto para sentencia". Previamente, cuando el acusado fue requerido sobre sí aceptaba los hechos, el magistrado le llamó la atención y le apercibió al advertir "dudas" sobre su responsabilidad en un momento de la declaración.
EL ABOGADO SUBRAYA QUE ESTÁ ENFERMO
El abogado del acusado, Antonio Vázquez Portomeñe, ha intentado dejar claro ante los medios que se trata de un caso que "tiene mucha connotación médica con trascendencia penal". En su relato, puso de manifiesto que éste "era un chaval que llevaba desde 2013 pidiendo a gritos que se le curaran sus dolencias".
"Entre otras cosas, consta en la historia clínica que acudió a los médicos oportunos, y con la medicación que se le daba no solo no se le arreglaba el tema, sino que le sentaba muy mal. Hasta uno de ellos (de los médicos) dijo que el remedio que tenía es que se fuera a putas", llegó a afirmar este el abogado.
En la rebaja de penas ha pesado que el hombre "tiene un trastorno sexual, no inclinación", afirmó Portomeñe. "De hecho, una de las mujeres, que no llegó a formular acusación inicialmente, dijo que era el tipo de violación que te encuentras por ahí, que parecía ido. Es una persona que tiene un trastorno sexual, y un déficit intelectual importante", ha descrito su abogado.
Con todo, se ha afanado en dejar claro que, "esto no significa justificación de ningún tipo". "Solo un anormal lo podría sostener, solo quiero decir que hay mucho componente médico en esta cuestión", ha insistido el abogado de la defensa. Insistió en que el objetivo de su cliente "era curarse de las lesiones que tenía".
Durante la breve vista, de aceptación de los hechos, con la declaración de tres peritos quedó claro que el acusado padecía "ludopatía y un síndrome obseso depresivo" y tiene "una capacidad intelectiva deficitaria", que pese a todo le permitía ser consciente de los hechos.
En cuanto a las indemnizaciones, suman casi 17.000 euros que ya fueron satisfechas a las tres víctimas que fueron objeto de agresión sexual por parte del acusado.