Un acusado alega que en la nave abandonada donde estuvieron las secuestradas y había sangre consumió cocaína, que le hace sangrar

PONTEVEDRA, 24 (EUROPA PRESS)
El juicio por el secuestro de dos mujeres en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) el 20 de noviembre de 2013 ha quedado visto para sentencia en la Sección Segunda de la Audiencia de Pontevedra después de que las víctimas no recordasen lo sucedido y la Fiscalía retirase la acusación contra uno de los procesados.

El fiscal de la causa, Augusto Santaló, ha retirado la acusación contra uno de los procesados, R.J.R., natural de Valladolid. Esta decisión "era previsible", ha valorado Santaló, ya que las víctimas tan sólo le incriminaron en un archivo fotográfico policial pero, posteriormente, se retractaron y también fueron incapaces de asegurar en una rueda de reconocimiento que fuese él uno de los secuestradores.

Respecto del otro individuo, Manuel S.M., vecino de Salamanca, el fiscal mantuvo su acusación con una petición de condena de 12 años de prisión. En este caso Augusto Santaló se apoya en las pruebas de ADN obtenidas, pero asume que las "reticencias" de las testigos a reconocer la nave industrial donde se obtuvo la muestra de sangre como el lugar donde estuvieron secuestradas debilita las tesis de la Fiscalía por lo que lograr que la acusación prospere "es complicado" ya que "esa era la base esencial", ha admitido Santaló.

La segunda sesión de este juicio, celebrada este miércoles, ha tenido como únicas protagonistas a las dos mujeres que fueron secuestradas y que el martes no acudieron a la vista oral.

Rosario C., esposa del narcotraficante José Ramón Dorgambide, alias 'El Panadero', y su asistenta F., no reconocieron a los acusados como los individuos que las retuvieron contra su voluntad, las amenazaron y robaron en su casa. "No los conozco" y "nunca los vi", han declarado protegidas detrás de un biombo.

La falta de colaboración durante el juicio y su reiterada respuesta "no me acuerdo" llevaron al presidente del tribunal, Xosé Xoan Barreiro Prado, a advertir a las testigos de que estaban obligadas a decir la verdad y que, en caso contrario, pueden incurrir en un delito de falso testimonio que conlleva penas de prisión.

Pese a la advertencia, las dos mujeres insistieron en su lapso de memoria. "Es algo que quise olvidar y se me quedó borrado", justificó una de ellas. Ni siquiera recordaron su propias declaraciones recogidas en las diligencias que constan en el sumario. Las perjudicadas tampoco se personaron en la causa como acusación.

SANGRE
Según el escrito del Ministerio Público, sobre las 10.30 horas tres personas vestidas con uniformes de la Guardia Civil acudieron al domicilio de Dorgambide, maniataron a estas dos mujeres que se encontraban en la vivienda y después las llevaron a una nave industrial, amenazándolas hasta que les dijeron donde ocultaban el dinero. Después huyeron abandonando un coche y quemando otro, ambos vehículos pertenecían a la familia Dorgambide.

El abogado de la defensa ha recordado que estas dos víctimas no comunicaron los hechos a la Policía hasta varios días después. También ha insistido en que no se ha acreditado "de ningún modo" que la nave investigada en Rubiáns fuese el lugar donde estuvieron retenidas estas mujeres.

Por lo que no se establece un vínculo con las gotas de sangre con el ADN del acusado que se encontraron en el suelo. "La relación entre las gotas de sangre y el lugar del secuestro flojea un poco", ha indicado el fiscal.

Aún así el fiscal ha insistido en que un oficio policial relata como la esposa de Dorgambide, acompañada por su abogado, fue llevada a la nave y allí sí lo reconoció como el lugar en el que estuvieron secuestradas.

Durante el juicio Manuel S.M. ha declarado que tuvo sexo en una nave industrial abandonada con una mujer que conoció de fiesta y que en aquella nave consumió cocaína, lo que habitualmente le hacía sangrar por la nariz.

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