Los investigadores del Instituto de Investigación de Santiago (IDIS) pertenecientes al Laboratorio de Neurociencias Clínicas han recaudado un millón de euros para poder probar la eficiacia de un nuevo tratamiento contra esta enfermedad, primera causa de muerte natural en mujeres -segunda en los hombres- y principal causante de discapacidad permanente en edad adulta. 


María Pérez -Mato, Francisco Campos y Andrés da Silva 


En Santiago de Compostela puede estar el remedio para una de las enfermedades que cada vez están más presentes en la vida de los gallegos y gallegas y que se ha convertido en una batalla constante para los investigadores, deseosos de encontrar una cura. Inmersos en esa lucha están los investigadores del Laboratorio de Neurociencias Clínicas del Instituto de Investigación de Santiago y que ahora, gracias a contar con un millón de euros para su trabajo, podrán poner en marcha las pruebas para un tratamiento que podría hacer frente a los daños que causa la enfemerdad.


Este estudio, con una duración de cuatro años y liderado por el doctor Francisco Campos, está apoyado por el Instituto de Salud Carlos III y los fondos FEDER de la Unión Europea y busca probar la efeicacia de un fármaco que en su fase experimental ya ha dado resultados prometedores contra una enfermedad que se ha convertido en la primera causa de muerte natural en mujeres, la segunda en hombre y la principal causa de discapacidad permanente en edad adulta.


REDUCIR LAS LESIONES

El tratamiento pretenden reducir las lesiones que se producen después de un ictus y está basado en una proteína humana que combatiría estas lesiones, por lo que el riesgo de toxicidad es "mínimo" y podría ser "aplicada de forma ambulatoria durante los primeros sintosmas", como informan los investigadores.


"En las primeras horas tras un ictus en el tejido cerebral afectado se produce una liberación descontrolada de un compuesto llamado glutamato que causa la muerte neuronal y origina graves secuelas en los pacientes se estos no son atendidos de forma inmediata en un centro hospitalario", comentan los responsables de la investigación.



“La gran ventaja de este compuesto es que se trata de una proteína humana que está presente en la sangre (concretamente de una  transaminasa) y por tanto con un limitado efecto tóxico, y, lo que es más importante, en caso de sospecha de ictus, podría ser administrado en la ambulancia o mismo a nivel ambulatorio antes de que el paciente sea evaluado por un  neurólogo en un centro hospitalario, lo que reduce de forma sustancial el tiempo de intervención, algo que es fundamental en una emergencia médica como el ictus”, recalca el doctor Francisco Campos, que después de cinco años de investigación puede estar a solo cuatro de encontrar un salvavidas para miles de personas.


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