La deriva en la gestión del Banco Sabadell del dúo que forman su Presidente, Josep Oliu, y su Consejero Delegado, Jaime Guardiola, ha costado a los accionistas un escandaloso 11% de bajada del valor de las acciones en bolsa. Según los expertos, este descenso tiene mucho que ver con los resultados del grupo durante 2019, que acaba de presentar la entidad este último viernes de enero.


Los gestores del banco se han pasado los últimos meses del año presumiendo de una posible fusión con Bankia. A la hora de la verdad, se ha visto que lo único que podían hacer era desaguar los activos tóxicos que todavía conservaban en el balance.



El propio Oliu ha reconocido que "los resultados del último trimestre no han sido los esperados y que tendrán que hablar con los inversores para explicarles el proyecto de creación de valor para el banco". Una tarea sumamente difícil a la vista de los vaivenes que han mantenido los máximos directivos del banco y que han sido recogidos profusamente por los medios de comunicación.


La quiebra del Popular y sus similitudes con la hoja de ruta que han escogido Oliu&Guardiola han alertado a los mercados sobre el futuro del Banco Sabadell, aunque sus gestores se esfuercen mucho en mostrar diferencias entre los dos procesos. Hablar, como hace Oliu, solo de establecer modelos de sostenibilidad no seduce a unos inversores que buscan desde hace tiempo en el Sabadell la rentabilidad y el dividendo que no acaban de encontrar. Y eso acaba con la paciencia del más comprensivo de los accionistas.

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