El gasto de agua en nuestros baños supone prácticamente dos tercios del consumo total de una vivienda.


El agua, un recurso tan escasos como necesario, se ha convertido en una preocupación en muchos hogares. Su uso excesivo nos puede traer no solo un susto a final de mes cuando llegue a nuestro buzón un recibo más abultado de la habitual, sino que además puede tener unas consecuencias nefastas para el planeta. La concienciación en este escenario es fundamental y cada vez somos más los que tratamos de ahorrar agua con pequeños trucos, ya sea en la cocina o en nuestro jardín, pero en donde no solemos escatimar es en nuestro aseo personal. Sin embargo, tal vez sea el momento de pensar en reformar el baño y empezar a ahorrar agua.







Porque no hace falta vivir en el Sahara para querer ahorrar agua. Es importante tener en mente esta clase de reformas en Vigo o en cualquier otro punto de Galicia, por muy abundante en lluvias que sea esta nuestra tierra. Con todo, antes de comenzar con una empresa tan importante como puede ser la reforma de un baño, es fundamental contar con un buen equipo de profesionales, y para ello la mejor opción siempre es apostar por empresas especializadas. Algunas de estas empresas, además, atesoran años de experiencia en el sector y pueden ser a su vez una opción muy económica.


Una vez hayamos dado este paso, comienza la búsqueda de aquellos puntos en los que podemos lograr un importante ahorro del consumo de agua en nuestro baño. En este sentido, los interruptores de doble carga en los aseos puede ser una buena fórmula para evitar el derroche de muchos litros de agua al mes. De hecho, algunos estudios señalan que en el inodoro consumimos en torno al 40% del agua que gastamos en nuestros cuartos de baño.


Otros elementos, como los aireadores o los limitadores de flujo, son opciones más que interesantes en un mercado que cada vez ofrece más alternativas de este tipo. También el uso de grifos monomando, en vez de los de ruleta, se ha visto superado por los electrónicos, más eficientes y que incluso presentan la opción de controlar la temperatura del agua.


Sin embargo, la apuesta más habitual sigue siendo el cambio de la tradicional bañera, que muchas veces supone un gasto no solo de agua sino de espacio en nuestros hogares, por el plato de ducha, mucho más práctico y que reduce considerablemente el tiempo que pasamos bajo la manguera. A mayores, hay que tener en cuenta que en las bañeras se producen una gran cantidad de accidentes domésticos, tanto en niños como adultos, un factor que se reduce considerablemente si optamos por el plato de ducha, que generalmente ofrece una mejor adherencia y evita los resbalones que sí se dan en las bañeras clásicas.


Pese a todo, hay todavía muchas cosas que podemos hacer en nuestros hogares para moderar el consumo, como evitar tirar innecesariamente de la cadena, cerciorarnos de que hemos cerrado bien los grifos, no dejar correr el agua mientras nos lavamos los dientes o no quedarnos cantando bajo la ducha más tiempo del necesario. Nuestro planeta, y en este último caso tal vez nuestros vecinos, lo agradecerán. 

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