Horas decisivas en el futuro de la cúpula del Partido Popular. Con miles de afiliados y simpatizantes a las puertas de la sede nacional del partido, el margen de maniobra del secretario general, Pablo Casado, es cada vez más reducido. Díaz Ayuso le ha ganado el pulso en la calle, mientras que el núcleo duro de los barones, liderados por Feijóo, cuestiona cada vez más su liderazgo.


Protestas en Génova | Foto: EP


Las primeras cifras estiman en torno a 3.000 personas las que se están manifestando este domingo ante la sede de los populares, que ayer anunciaron que daban por válidas las explicaciones de Ayuso a los contratos otorgados a empresas vinculadas a su hermano, que se llevó comisiones, admitió la presidenta, superiores a los 50.000 euros en los momentos más críticos de la pandemia.


Pese a quedar demostrado que la familia Ayuso se lucró a costa de la crisis sanitaria, en el PP han optado por zanjar el expediente abierto contra la presidenta de la Comunidad de Madrid. Ahora, muchos piden el cese de Teodoro García Egea, mano derecha de Casado, una corriente iniciada después de las declaraciones de Núñez Feijóo el pasado jueves, cuestionando los métodos de su partido. 


Si no se toman medidas decisivas, lo más probable es que el PP acabe convocando un nuevo Congreso Nacional, del que, en el panorama actual, saldría un nuevo líder. Las quinielas sitúan, una vez más, a Feijóo como el mejor postulado al despacho de Génova. 


Mientras, en la calle, miles de personas corean el nombre de Isabel Díaz Ayuso, a la que el escándalo de corrupción no le ha restado ni un ápice de apoyo social, mientras que Pablo Casado parece abocado a la dimisión, ya que fuentes del Partido Popular advirtieron, desde el primer momento, que esta guerra tendría que cobrarse a una de las dos figuras, sino a las dos llegados al extremo.


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