Investigadores de la Universidade de Vigo, junto con colegas de la Universidad Bonn/Hessisches Landesmuseum Darmstadt y de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, han logrado identificar el registro fósil de puesta de huevos de insectos en plantas más antiguo de la Península Ibérica, con más de 300 millones de años.

Tras cinco años de salidas al campo y la recogida de más de 200 especímenes de plantas fósiles del Carbonífero, de 303 millones de años de antigüedad, este grupo de científicos ha logrado identificar no solo ese registro de oviposición, sino también las primeras evidencias de interacción en los géneros de plantas Pecopteris, Oligocarpia, Polymorphopteris e Cordaites. Sus resultados han sido publicados en la revista Review of Paleobotany and Palinology.

Las muestras fueron recogidas en yacimientos del Cantábrico, en la cuencas mineras de La Magdalena, El Bierzo y Carrasconte, en la provincia de León. Así, los investigadores Artai Santos y Bienvenido Díez del departamento de Geociencias marinas y ordenación del territorio y del CIM de la UVigo; Torsten Wappler; y Antonio Hernández-Orúe han conseguido identificar nueve tipos diferentes de interacciones planta-insecto, varios tipos de herbivoría (consumo de plantas) externa, formación de diferentes tipos de agallas (excrecencias) y evidencias de oviposición (proceso de implantación o difusión de huevos) de insectos.

"Dado que no se conocen interacciones planta-insecto anteriores al Carbonífero en la Península Ibérica, se trata de alguna de las evidencias más antiguas de las relaciones entre estos dos importantes grupos biológicos, y son las primeras evidencias de interacciones en Pecopteris, Oligocarpia, Polymorphopteris e Cordaites, y la evidencia de oviposición más antigua de la Península", ha destacado Artai Santos.

Los investigadores documentaron nueve tipos de daños diferentes entre 216 especímenes de plantas fósiles, y presentaron los primeros datos de agallas, alimentación en márgenes y en agujeros, y oviposición en esos tipos de plantas. Esos daños podrían haber sido causados por ejemplares de Archaeorthoptera, Paoliida, Palaeodictyoptera, Megasecoptera e Dictyoptera.

"Deberían necesitar un sistema mandibular robusto para perforar el aparente tejido coriáceo y los nervios de Polymorphopteris polymorpha, P. pseudobucklandii y P. integra, unos patrones de alimentación que son consistentes con insectos (pan)ortopteroideos, probablemente de pequeño tamaño", recogen los investigadores en su trabajo.

El estudio de las plantas y la variedad de interacciones sugieren que los bosques del Carbonífero en la Península Ibérica proporcionaban un nicho ecológico muy adecuado para los insectos, según han apuntado. Por otra parte, la presencia de agallas podría estar vinculada a ciertas condiciones climáticas relativamente áridas, por lo menos regionalmente.

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