"El que Hacienda no somos todos era algo que nos temíamos, pero que te lo digan descaradamente a la cara me parece una falta de respeto a los contribuyentes que hemos pagado nuestros impuestos", censuró José Castro.
Tomo como referencia las declaraciones del juez Castro, acerca de las maniobras, para conseguir la aplicación de la doctrina Botín a la infanta Cristina, que nos pone bien a las claras que <<Nóos somos iguales ante la ley y desde luego ante Hacienda>>, que había hecho calar la idea entre muchos paganos con aquello de que “Hacienda somos todos”.
El juicio conocido como “Caso Nóos”, “Nos incumbe sobre todo a los asalariados” y pone encima de la mesa dos axiomas que, en principio, parecían incuestionables excepto por los antisistema: “Que todos somos iguales ante la ley” y que “Hacienda somos todos”.
Desde las consideraciones previas de las distintas partes en litigio parece que estos dos axiomas van camino de convertirse en papel mojado ante los intentos desesperados por parte de los abogados del Estado, la Fiscalía y la propia Hacienda pública, que ¡Manda carallo en La Habana! están más preocupados en defender los intereses de la Infanta que en ejercer la lógica acusación en la búsqueda de salvaguardar el interés general.
Menudo papelón están haciendo el fiscal Horrach, los representantes del Fisco y, sobre todo, la abogada del Estado, María Dolores Ripoll, resulta evidente que en la sala está la hija de un rey, la hermana del Rey y, todo, absolutamente todo, gira alrededor de su alteza. Es más, en caso de que la infanta se libre de sentarse finalmente en el banquillo, el 'Caso Nóos' acabará convirtiéndose en una carpeta más en los juzgados. Y punto.
Más que buscar la verdad, sobre la culpabilidad o no de la infanta Cristina, en este caso, quieren imponer la doctrina Botín, a toda costa, como última oportunidad para evitar la imputación de la Infanta, la verdad no importa.
No dudan en echar por tierra años de convencimiento a los contribuyentes y decir que "era solo publicidad" el eslogan, acuñado hace dos décadas para concienciarnos de que teníamos que pagar los impuestos, aquel famoso “Hacienda somos todos”, dejándolo solo en “puro reclamo propagandístico, sin aplicaciones jurídicas”, se agradece que la abogacía del Estado, nada menos, se ocupe de despejar cualquier duda con motivo del Caso Nóss. A mí se me antoja que esta intención es buena, oiga, pero… ¿Se lo creerán los que lo inventaron?
Queda claro, por si no habíamos visto ya casos suficientes últimamente, que lo de “Hacienda somos todos” es un puro eufemismo dedicado a reforzar la credulidad ilusa de la ciudadanía. Pero, sí esto es así… ¿Cabe esperar que los comunes mortales comiencen a pensar que los abogados del Estado no están realmente en este mundo para defender el interés general de los ciudadanos y, más bien, están para evitar que ciertas personas o personajes den cuentas de sus actos ante la Justicia?
Quizás todo forme parte de una liturgia donde los que tienen padrino o abogados del Estado, fiscales o representantes de Hacienda a su favor se bautizan y el resto tiene que acabar en los tribunales, muchas veces, defendiendo no sólo la presunción de inocencia sino convenciendo al juez de la legalidad de sus actos.
Como soy de aldea, había entendido que de lo que se trataba en este juicio era: determinar sí había habido o no delito fiscal por parte de una serie de individuos, entre ellos el cuñado del Rey y su doña por defraudar dinero al Fisco, es decir, quedarse con dinero de todos los ciudadanos y no de marear la perdiz para salvar el culo a la Infanta Cristina y de rebote a la Monarquía, descaradamente.