El gasoducto, cuyo ataque en septiembre provocó una crisis de abastecimiento y política en el corazón de Europa, está siendo analizado por autoridades suecas.

 

Los primeros indicios apuntan a una sabotaje con explosivos, pero todavía se está llevando a cabo las pesquisas para esclarecer lo ocurrido en aguas del Atlántico.

 

Fuga en el North Stream | Foto: EP

"El trabajo de análisis avanzado continúa para poder alcanzar conclusiones más determinantes sobre el incidente", asevera Mats Ljungqvist, fiscal a cargo de las investigaciones.

 

Por ahora, reconoce haber encontrado "trazas de explosivo" en la zona afectada. "La cooperación con las autoridades de Suecia y otros países ha funcionado de forma excelente. De cara a los siguientes trabajos en el marco de la investigación preliminar y las colaboraciones en marcha es importante que podamos trabajar con paz y tranquilidad", afirma.

 

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