La Universidade de Santiago de Compostela (USC) participa en la creación de la primera granja europea que producirá alimentos a partir de aguas depuradas, el proyecto AWARE, que cuenta con más de cinco millones de euros para desarrollar, en la región italiana de Puglia, un sistema acuapónico que combina la acuicultura tradicional con la hidroponía, el cultivo de plantas en el agua, a partir del uso de aguas residuales regeneradas
Además de la USC, el proyecto cuenta con socios de Italia, Portugal, Alemania, Bélgica, Reino Unido, Grecia y Chile, y tiene como principal objetivo crear la primera granja en Europa que utilice agua depurada en un sistema acuapónico.
En concreto, el equipo de virus entéricos del grupo de referencia competitiva 'Investigación de Patología en la Acuicultura' (GIPA), liderado por el catedrático Jesús López Romalde, participará en la evaluación de la calidad de las aguas que salen de las Estaciones de Aguas Residuales (EDAR) y que se utilizarán en los sistemas de acuaponía. El equipo también se centrará en la evaluación de la seguridad alimentaria de los productos (pescados y plantas) que se produzcan en el dicho sistema.
Castellana Grotte, en la región italiana de Puglia, es el lugar elegido para albergar la granja piloto que está previsto que abra sus puertas al público en 2026. "Imaginaos que una planta de tratamiento de aguas residuales se convierte en una granja", apuntan los coordinadores del proyecto, señalando que "con la tecnología adecuada" se puede "producir y vegetales, en cada ciudad, sin suelo, ni agua dulce, y sin emisiones de gas".
Las aguas residuales en Europa se someten a un tratamiento riguroso y se convierten en agua regenerada que se puede vertir legalmente en la capa freática o utilizarse para el riego. Con todo, cuando se aplican pasos de tratamiento adicionales (tratamientos terciarios avanzados), el agua recuperada se vuelve indistinguible del agua potable.
"Existe un vacío regulatorio en Europa: podemos usar agua regenerada para la agricultura pero no para la acuicultura y la acuaponía", relata el coordinador del proyecto, Fabio Ugolini, "queremos sentar las bases para un nuevo marco político en apoyo de la acuicultura europea y demostrar la viabilidad de una cadena de valor alimentaria completamente nueva".
Para alcanzar el horizonte previsto para 2026, las instituciones integrantes del consorcio deberán centrarse en que el agua depurada esté libre de todos los contaminantes potencialmente dañinos, incluidos los contaminantes de preocupación emergente que actualmente no están regulados en la Directiva Europea de Aguas Residuales. En segundo lugar, la granja acuapónica debe producir pescado y vegetales que cumplan con los requisitos de seguridad y calidad más estrictos y el sistema debe de ser sostenible desde una perspectiva ambiental, social y económica.
Por último, los resultados deben ser lo suficientemente sólidos como para convencer tanto a los políticos como a los consumidores de los beneficios de utilizar lo que originalmente eran aguas residuales para producir productos comestibles.