5 días de huelga de hambre de un trabajador del CTAG contra "despido injustificado"
martes, 20 de junio de 2023, 15:03
España lleva más de un año aplicando las disposiciones redactas en la última Reforma Laboral aprobada in extremis por el Congreso de los Diputados. El texto busca dar más estabilidad al empleo, incentivando los contratos por tiempo indefinido, lo que supone a su vez reducir sensiblemente el número y las posibilidades de que las empresas puedan ofrecer contratos temporales de forma indiscriminada. No obstante, parece que todavía se están dando casos en los que no se termina de entender muy bien el espíritu de la norma y su correcta aplicación. Es el caso de Carlos Prado, un trabajador que denuncia a su empresa por no asumir la nueva ley y que ha iniciado una huelga de hambre que mantendrá hasta que no sean atendidas sus demandas.
En su exposición, el trabajador del Centro Tecnolóxico de Automoción de Galicia (CTAG) dice que desde hace unos dos años opera en el laboratorio de electrónica, cuando entró firmando "un contrato hasta fin de obra" con el que compaginar su trabajo indefinido en la planta viguesa de Stellantis en los turnos de fin de semana.
"Solicité poder compaginar ambos trabajos, hasta conseguir un contrato estable, que me permitiera poder trabajar exclusivamente en CTAG. Mis obligaciones familiares me hicieron ser conservador. Dudé en dar el salto en mis inicios. Pero, finalmente, Stellantis cerró el turno del fin de semana, casi un año después. Me tocó decidir entre ambos trabajos", relata el afectado.
CAMBIO DE LEY
"Aunque mi contrato en CTAG no cambiase, el feedback de mis responsables, siempre fue positivo", comenta, coincidiendo este hecho en el cambio de ley, lo que provoca que los contratos hasta fin de obra no pueden superar los 6 meses, sino deben pasar a ser indefinidos.
"Pero mi contrato es un poco más antiguo. Por lo que imagino que desde Recursos Humanos se cree que 'legalmente' puede alargarse hasta el límite anterior -3 años-", agrega. Es en este punto donde el afectado muestra sus dudas más allá de si es legal o no esta práctica, que desde luego dice que no es "ética". "Produce una desigualdad entre trabajadores que, pienso, puede calificarse de discriminación", reprende.
"Cada poco preguntaba a mis responsables sobre mi situación. Siempre recibí respuestas positivas. Con lo cual no me podía esperar, después de más de dos años, que me llegase una carta de fin de contrato por 'Fin de obra'. Menos, cuando la obra a que se hace referencia, es el propio laboratorio de electrónica", denuncia.
HUELGA A LA JAPONESA Y DE HAMBRE
A partir de ahí, el afectado trata de recibir algún tipo de respuestas por parte de sus susperiores, pero sus demandas no tuvieron efecto. "Declaré una huelga a la japonesa y también de hambre", afirma. Una huelga de hambre en la que todavía sigue, ya que desde la firma decidieron retirarle las credenciales, impidiendo el desarrollo de su labor. "Como único requisito pedía la razón del despido para poder defenderme", sostiene.
Desde el pasado viernes, Prado no ha ingerido un solo alimento, bebiendo únicamente agua. Con su protesta trata de conseguir que la empresa "llegue a un acuerdo" y que los contratos temporales como el suyo, pasados 6 meses, pasen a ser indefinidos, "como marca la ley". "Que no deje a ninguno atrás, pese a que legalmente piensen que pueden hacerlo. Es una discriminación", subraya. Precisamente, la plantilla del CTAG ha celebrado este año sendas protestas para lograr la mejora de sus condiciones laborales.
A renglón seguido, precisa que pide "que formulen una carta de despido como es debido, argumentando la causa" y dice no estar preocupado por la indemnización que pueda recibiri. "Me gustaría no tener que dejar CTAG, pero como me argumentaba mi responsable: 'En CTAG tienes que liarla muy grave para que no te renueven' (Considero que ahora sí que la lié bastante...)", admite. Al tiempo, asevera que mantiene su confianza en que la compañía recapacite ya que, dice, "no es una empresa injusta". "Me gustaría evitar que el CTAG se contagie de esas malas prácticas que otras empresas de automoción llevan años aplicando", concluye.