Llevamos un tiempo - últimamente se ha acrecentado – que se oye “no daremos un cheque en blanco”. Al escuchar esta frase nos puede parecer que el escenario podría ser, ¿un mercado persa? Podría ser, pero es el panorama político en unos momentos trascendentales del próximo gobierno de España.
Entrado ya en la etapa del segundo candidato, Pedro Sánchez, que se presenta a la investidura para optar a la presidencia del gobierno de España, en la que el Rey Felipe ha llevado a cabo la consultas con los distintos partidos a excepción de ERC, el BNG, Junts, ERC y Bildu, que no han querido acudir a Zarzuela, por lo tanto, no han podido explicar al monarca cuáles son sus intenciones de votar o no al socialista. Mientras que el PNV sí que ha despachado, su portavoz Aitor Esteban ha trasladado al jefe del Estado que en estos momentos su partido no está en condiciones de dar su apoyo a Pedro Sánchez. Si el Rey no tiene constancia de que el PSOE cuenta con los votos suficientes para ser elegido, ¿nominará igualmente a Pedro Sánchez como candidato?
Mientras, eso del cheque en blanco se extiende. Puigdemont ha incidido en este concepto, es más, pide que el cheque en blanco contenga más ceros en forma de amnistía, referéndum…. Los republicanos no se quedan atrás y el contenido de su cheque tiene que ser superior al de sus colegas. Pero es que en el talonario de Pedro Sánchez, el papel va menguando. Sus actuales socios de gobierno, Unidas Podemos y Sumar de Yolanda Díaz, no se quedan atrás y también hablan de no dar un cheque en blanco. Las amenazas van por partida doble: por una parte, las mujeres de Unidas Podemos que tiran contra el PSOE, pero también contra la mismísima Yolanda Díaz, que hablan de no extenderle, otra vez, un cheque en blanco. Lo quieren relleno en forma de mantener el Ministerio de Igualdad para Irene Montero. Mientras que la líder de Sumar no se resigna y ha utilizado al portavoz de su plataforma, Ernest Urtasun, quien esta mañana de lunes declaraba que su apoyo para un futuro Gobierno de coalición no es un "cheque en blanco" y reclama a los socialistas avanzar en materia de reducción de jornada laboral, subida del salario mínimo interprofesional (SMI), control efectivo del precio del alquiler y un nuevo modelo de financiación autonómica. Escribía Antonio Gala: “¿A la política se dedican quienes no sirven para otra cosa?”.
Con tanta petición de cheques en blanco ¿Está en condiciones el presidente en funciones de repartir cheques para pagar una mercancía que se llama votos, en la que, a lo largo de los posibles cuatro años de gobierno, los cheques van a seguir siendo utilizados a modo de chantaje? ¿Es España un país de cheques en blanco? Decía Antonio Gala: “No soy pesimista. Soy un optimista bien informado”.