Foto: Greenfiber

 

Greenfiber, formado por la energética Greenalia y la multinacional portuguesa Altri, ha hecho pública este viernes una recreación virtual del proyecto GAMA, la planta que pretende instalar en el municipio lucense de Palas de Rei.

Según ha trasladado la compañía en una nota de prensa, será una planta "única en el mundo" y que ha sido diseñada "no solo con criterios medioambientales mucho más exigentes que lo exigido por la normativa europea", sino con "el máximo respeto e integración con el entorno".

Asimismo, ha asegurado que esta decisión es consecuencia de su "apuesta" por "mejorar las comunidades locales" en las que se implanta, tanto desde el punto de vista económico, como laboral, social y medioambiental. El resultado, ha expuesto, es una planta "innovadora, sostenible e integrada en el entorno".

En esta línea, ha subrayado que, para conseguirlo, todas las infraestructuras que integran la planta han sido planteadas para "minimizar al máximo el impacto, tanto visual, como de olores desde el Camino de Santiago", cuyo punto más cercano a la planta, ha afirmado Greenfiber, "está a tres kilómetros".

"Se ha aprovechado la orografía del terreno para ubicar las instalaciones más voluminosas en las zonas más bajas y rodeado toda la planta de un cinturón verde de 61 hectáreas de especies autóctonas que contribuirán a la integración de la planta en el entorno", ha explicado.

Del mismo modo, ha defendido que se han tomado "todas las medidas necesarias para preservar especies autóctonas y de especial protección", teniendo en cuenta, ha añadido, "los estudios y recomendaciones de expertos biólogos, científicos e investigadores".
 

Foto: Greenfiber


Entre estas medidas, ha destacado el traslado del punto de devolución de agua tratada a varios kilómetros de distancia, "manteniendo así el balance hídrico de la masa de agua, o la reserva de áreas específicas dentro de la planta, dedicadas a favorecer el crecimiento y preservación de especies singulares".

Por otra parte, ha expuesto que para tratar de reducir al máximo las afecciones a los vecinos a través de cuyos terrenos discurran las canalizaciones tanto de agua como de electricidad, "todas ellas irán instaladas bajo tierra, de modo que las fincas se verán afectadas de forma parcial y puntual durante el período de obras, pero al término de las mismas, los propietarios podrán disponer de ellas en las mismas condiciones que tenían".

 

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