El Sindicato Médico de Galicia (Simega), adscrito a la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), pide a la Consellería de Sanidade una solución ante el "estado lamentable" en que se encuentra el Hospital Materno-Infantil de Ourense tras el derrumbe de un techo en la unidad de partos ocurrido el 30 de diciembre del año pasado. De no arreglarse esta situación, los trabajadores no descartan iniciar movilizaciones.

Según indica esta organización en un comunicado, pese a que hasta febrero se trabajó en la zona del derrumbe, al comprobar el "riesgo de desprendimiento" que había en todo el área se clausuraron más instalaciones y ahora el acceso al paritorio se hace "por un pasillo secundario, también utilizado para transporte de comidas, de basura y de ropa, donde hay contenedores de ropa sucia, camillas y sillas de ruedas acumulados, además de ratas y cucarachas".

"La situación de insalubridad es total y absoluta", asevera Simega, que también señala que este pasillo se emplea como sala de espera de pacientes y familiares, y como zona de tránsito para sanitarios. A esto suma que hay mujeres que han sufrido una agresión sexual que tienen que "compartir espacio con pacientes pendientes de ingreso tras un aborto o una muerte fetal, que se ven obligadas a esperar en la misma sala que las gestantes".

Entre estas y otras deficiencias del Materno-Infantil ourensano, el sindicato apoya al personal que hace ya 15 días remitió a la gerencia un escrito reclamando que "finalicen las obras cuanto antes" y que se habiliten los espacios suficientes para dar una "atención de calidad protegiendo la privacidad de las mujeres".

En definitiva, Simega reclama a la gerencia que "no se limite a poner parches" con la excusa de que está en construcción el nuevo edificio porque "hasta 2026 probablemente no sea una realidad". En este contexto, los trabajadores no descartan iniciar movilizaciones para visibilizar este problema.

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