A principios de febrero, la Guardia Civil de Ourense detuvo a un conductor de autobús escolar que, al iniciar su ruta entre Tamallancos y Amoeiro, dio positivo en alcohol, cocaína y benzodiacepinas. En el vehículo viajaban siete niños de entre 6 y 12 años.
Durante un control rutinario, los agentes realizaron pruebas de alcoholemia al conductor, registrando niveles de 0,22 y 0,19 mg/l, superiores al límite permitido para conductores profesionales. Además, las pruebas de detección de drogas confirmaron la presencia de cocaína y benzodiacepinas en su organismo, resultados que fueron ratificados posteriormente por un laboratorio homologado.
Las benzodiacepinas son fármacos utilizados principalmente para tratar la ansiedad, el insomnio y ciertos trastornos neurológicos. También se recetan para el control de convulsiones y como relajantes musculares. Algunos ejemplos comunes son el diazepam (Valium), lorazepam (Orfidal) y alprazolam (Trankimazin). Los efectos de las benzodiacepinas en la conducción incluyen somnolencia, disminución de la atención y la concentración, mareos, tiempo de reacción más lento y dificultades en la coordinación motora.
El consumo de benzodiacepinas reduce significativamente la capacidad de conducir con seguridad, aumentando el riesgo de accidentes. Por esta razón, su uso está incompatibilizado con la conducción, especialmente si se combinan con alcohol u otras sustancias
Sanciones y medidas de seguridad
Como consecuencia de estas infracciones, el conductor enfrenta una sanción administrativa de 1.000 euros y la retirada de 6 puntos de su permiso de conducir. A pesar de la gravedad del incidente, desde la Guardia Civil se considera que este tipo de casos no son habituales y que el transporte escolar sigue siendo una de las formas de desplazamiento más seguras.
Este suceso ha reavivado el debate sobre la necesidad de intensificar los controles en el transporte escolar para garantizar la seguridad de los menores. En noviembre de 2020, otro conductor en Ourense fue interceptado mientras transportaba a 23 niños de entre 3 y 12 años, dando positivo en cocaína.
Además, informes recientes indican que, en una campaña de vigilancia realizada en enero de 2025, la Dirección General de Tráfico (DGT) denunció a 2.700 autobuses escolares en una semana por incumplir la normativa, incluyendo casos de conductores que dieron positivo en alcohol y drogas.
Estos incidentes resaltan la importancia de mantener y reforzar los controles en el transporte escolar para prevenir comportamientos irresponsables que pongan en riesgo la seguridad de los menores.