Lugar del ahogamiento en el embalse de A Fervenza en una foto de Helico Santiago

Casi cuatro años después de la trágica muerte de un menor en el embalse de A Fervenza, el Juzgado de Instrucción número 1 de Muros decidió hace unos meses reactivar las diligencias en torno al caso. La reapertura busca esclarecer las circunstancias que rodearon el fallecimiento del joven, ocurrido durante una excursión escolar en el embalse da Fervenza Mazaricos.
 

El incidente tuvo lugar el 15 de junio de 2021, cuando un grupo de alumnos del CEIP Fogar de Carballo disfrutaba de una jornada recreativa en el embalse.  Algunos testimonios apuntan a que los jóvenes contaban con permiso de su profesor acompañante para bañarse en el área designada. Sin embargo, la situación dio un giro fatal cuando uno de los menores desapareció en el agua.
 

Tras una intensa búsqueda, los servicios de emergencia lograron recuperar el cuerpo sin vida del estudiante. A pesar de los esfuerzos por reanimarlo, no fue posible salvar su vida.
 

El baño se produjo después de un paseo en kaya, con chalecos salvavidas. Al llegar a la orilla los menores pidieron darse un chapuzón. La empresa del Kayak alega que su responsabilidad terminó cuando los menores dejaron las embarcaciones.

 

Investigación en curso

La Policía Judicial de la Guardia Civil de Noia remitió al juzgado el atestado correspondiente, que incluye testimonios de escolares, profesores y personal del embalse.  Los testigos fueron llamados a declarar este otoño.

 

La familia apunta a posibles negligencias por parte de la profesora y tutora del menor el director del centro educativo y la Consellería de Educación. Se alega, según indica hoy Confilegal, que el niño no sabía nadar, que el centro conocía esta limitación y que no se informó de esta circunstancia a la empresa encargada de las actividades acuáticas.

 

El padre del menor ha solicitado que se investigue a los profesores responsables y al director del CEIP Fogar de Carballo. La familia busca respuestas claras sobre lo sucedido y exige que se depuren responsabilidades. Sin embargo, por ahora nadie ha sido imputado en la investigación

 

Por su parte, la empresa de actividades de ocio sostiene que su función se limitó al apoyo técnico durante el recorrido en kayak y que la responsabilidad de vigilancia recaía en los docentes. Los abogados de la empresa han recurrido una providencia que denegaba diligencias clave para esclarecer los hechos, incluyendo el acceso al historial clínico del menor. Los letrados de la aseguradora han pedido una nueva autopsia. 

 

Dudas sin resolver

En medio de este embrollo judicial, han pasado casi cuatro años de la tragedia y persisten numerosas incógnitas sin resolver. ¿Quién debía velar por la seguridad del menor? ¿Por qué se le permitió bañarse sin saber nadar? ¿Por qué, como dice la familia, no se informó a la empresa de kayaks del riesgo?   


 

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