La Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela será mañana el escenario de un evento singular: la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) repartirá más de 2.000 tarrinas de fresas y, como novedad este año, otras tantas de arándanos de Huelva. Este acto marca el cierre de la segunda edición de la campaña #YoComoFresasdeHuelva, una iniciativa que ha recorrido España y Bruselas para reivindicar la importancia de los frutos rojos en la economía andaluza y nacional, así como la necesidad de garantizar precios justos en origen para los agricultores.
Fiesta de cierre con música gallega y reivindicación agrícola
El evento de mañana en Santiago contará con la participación de los secretarios generales de UPA Andalucía, UPA Huelva y Unións Agrarias UPA, quienes serán los encargados de repartir las tarrinas entre los asistentes. La jornada tendrá un marcado carácter festivo gracias a la presencia de un grupo de gaiteros, pero no perderá su tono reivindicativo: UPA insiste en la necesidad de dignificar el trabajo agrícola y garantizar la supervivencia de un sector que genera más de 100.000 empleos directos en Huelva y es clave para la economía de la región.
La campaña, que comenzó el pasado mes de febrero en la Diputación de Huelva y ha pasado por ciudades como Madrid, Valladolid, León, Albacete, Granada, Zaragoza, Málaga, Jaén y Sevilla, ha tenido como objetivo principal promocionar el consumo de fresas y arándanos de Huelva, defendiendo su carácter sano, seguro y sostenible. En cada parada, UPA ha buscado sensibilizar a la ciudadanía sobre la realidad del sector y la importancia de apoyar a los productores locales, que este año han tenido que hacer frente a adversidades climáticas y a la presión de los bajos precios en origen.
En las últimas semanas, la campaña ha cobrado especial relevancia tras los problemas sufridos por los agricultores debido a las inclemencias meteorológicas y la caída de los precios en origen, una situación que UPA ha denunciado en cada acto público. Desde la organización agraria se subraya que, mientras los productores reciben precios bajos, los consumidores pagan cantidades mucho mayores en los supermercados, lo que pone en evidencia la necesidad de revisar la cadena de valor agroalimentaria para que los beneficios no recaigan solo en los intermediarios.