Edificio destruido en Irán por el ataque de Israel

Israel ha lanzado la pasada madrugada un ataque aéreo masivo contra instalaciones nucleares y militares en Irán, en una operación que el gobierno de Benjamín Netanyahu califica de “campaña histórica sin precedentes” y que busca frenar el avance del programa nuclear iraní. Los bombardeos han alcanzado objetivos clave, incluyendo una planta nuclear en Natanz y zonas residenciales en Teherán, y han causado la muerte del comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salamí, así como de dos científicos nucleares y varios civiles.

 

La reacción de Irán ha sido inmediata y contundente. El portavoz de las Fuerzas Armadas, general Abolfazl Shekarchi, ha advertido que Israel y Estados Unidos recibirán una “bofetada contundente” y ha asegurado que las fuerzas iraníes responderán pronto con contraataques. El gobierno iraní ha denunciado la muerte de altos mandos y civiles, responsabilizando a Israel y a sus aliados de las consecuencias de esta agresión. Además, el ministro de Exteriores iraní ha pedido a Naciones Unidas y a la comunidad internacional que condenen el ataque y actúen para frenar una escalada que, según Teherán, amenaza la seguridad global.

 

Israel, por su parte, ha declarado el estado de emergencia nacional y ha cerrado escuelas y espacios públicos, anticipando una inminente represalia iraní con misiles y drones.

 

El primer ministro Netanyahu ha confirmado que la operación continuará “los días que sean necesarios” para eliminar la amenaza nuclear iraní. La tensión en Oriente Próximo se eleva a niveles máximos, mientras la comunidad internacional sigue con preocupación el desarrollo de los acontecimientos.

 

Estados Unidos ha declarado que no participó en el ataque israelí contra Irán, calificando la ofensiva como una “acción unilateral” de Israel. El secretario de Estado, Marco Rubio, subrayó que la prioridad de Washington es proteger a sus fuerzas en la región y advirtió a Irán que no ataque intereses ni personal estadounidense. Además, Rubio confirmó que Israel informó previamente a EE.UU. sobre la operación, justificando que era necesaria para su autodefensa.

 

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