Los socialistas asumieron como un asunto más, como otros muchos, el caso de su secretario de organización Santos Cerdán. Las distintas salidas que ofrece la Constitución en su artículo 14, cuestión de confianza o moción de censura, no le interesan ni al propio presidente, que tiene la potestad de presentarla en el primer caso, pero tampoco les sirve a los conservadores, en el segundo caso, ya que no le dan los números, que sería la falta de cuatro diputados para que los populares pudieran presentar la moción de censura. 

 

Las listas abiertas y la limitación de mandatos, serían entre otras alternativas, una posible solución para reducir, que no eliminar, los casos de corrupción y tráfico de influencias, que se cronifican, al perpetuarse los políticos en los aparatos de los partidos. 

 

Por lo tanto habría que modificar el artículo 99 de la Constitución, y la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Tampoco podemos ignorar que el último gobierno de Mariano Rajoy, también colapsó por casos de corrupción dentro del propio Partido Popular. El “y tú más” en el caso de Santos Cerdán, y el no hacer autocrítica por parte de Pedro Sánchez, está fuera de contexto y de la realidad social, que en su foro interno, que no moral, el propio presidente del gobierno reconoce, en un caso tan grave como lo es, el de su secretario de organización y presunto implicado en una trama de corrupción. 

 

Dejando los tiempos políticos y leyes a parte, las posibles alternativas que se dan, no interesan para nada a ninguna formación, ya que se piensa en términos partidistas y no en clave de país y de sus ciudadanos, que es lo más triste de toda esta etapa convulsa de la democracia española.  

 

Cuando se le esperaba una intervención a la altura de la gravedad de los hechos, en relación con Santos Cerdán, hombre de su confianza durante nada menos que 11 años, se limita a ponerse lacrimógeno, todo un presidente de Gobierno. Las cuentas no le salen a nadie, salvo al señor Puigdemont, y mientras no se llegue a una gran coalición a la alemana, España seguirá teniendo un déficit democrático importante. La Guerra Civil hizo mucho daño. 

 

Los principios y valores de la Transición hay que recuperarlos, es la única solución viable y de país para salir de este lodazal ético y moral, que afectan en mayor o menor medida a todas las formaciones políticas. La alternativa no es que sea mejor, pero todas las etapas y en base a las circunstancias, en este caso políticas, tienen su fin. Se puede prolongar la agonía y está en su derecho el señor Sánchez, desde el punto de vista legal, pero que no se olvide, que a pesar de sus logros en política social y de igualdad, pasará a la historia, seguro, pero el expediente lo tiene ya muy sucio. Se llama corrupción. ;e imagino que le dará igual. 

 

Pero no nos engañemos, la solución no está en un cambio de gobierno, eso ya sucedió con el último gabinete del señor Rajoy, y todo lo que se consiguió fue cambio de corrupción por más corrupción. Las legislaturas son de cuatro años, según la Constitución, y se debería respetar el mandato, pero tampoco es un dogma de fe, y la misma Carta Magna recoge mediante otros instrumentos, una de las alternativas legales, que no la única, vendría dada por la convocatoria de elecciones anticipadas. Otra opción sería la moción de censura. Cuatro diputados, solo cuatro diputados. 

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