Un innovador proyecto busca transformar frutos silvestres en alimentos con valor comercial como vía para reactivar la economía rural y, al mismo tiempo, reducir el riesgo de incendios forestales. El próximo 2 de julio se presentará en A Veiga esta iniciativa que propone aprovechar recursos naturales poco valorados como estrategia de prevención ambiental.
Bioeconomía es la palabra clave detrás del proyecto Plantas Olvidadas, una propuesta respaldada por la Unión Europea que explora el potencial alimentario de cinco frutos silvestres: bellotas, piñas verdes, escaramujos, endrinas y madroños. El objetivo es impulsar la gestión sostenible del monte mediante nuevos modelos de negocio que pongan en valor los ecosistemas forestales.
La presentación en A Veiga incluirá charlas, debates y una degustación de más de 30 productos elaborados a partir de estas especies, entre los que destacan el kétchup de endrino, kombucha de madroño, galletas de bellota o vinagreta de piñas. La jornada está abierta al público general y cuenta con la colaboración del Concello da Veiga y el Obradoiro Dual de Emprego de Valdeorras.
Uno de los grandes retos de la prevención de fuegos en Galicia es el progresivo abandono del monte. El fin de las actividades tradicionales ha provocado una acumulación de vegetación que actúa como combustible en un contexto de cambio climático, elevando considerablemente el riesgo de incendios.
El proyecto Plantas Olvidadas nace precisamente como respuesta a esta situación. La esencia de este proyecto radica en la profunda interconexión entre la viabilidad económica de los montes y su resiliencia ecológica. Durante años, la falta de rentabilidad ha llevado al abandono de pastos y cultivos, resultando en extensas masas forestales sin una gestión adecuada. Esta situación, sumada a la mayor facilidad de combustión del terreno debido al cambio climático, eleva drásticamente el riesgo de incendios. Al crear valor económico a partir de recursos tradicionalmente olvidados, el proyecto incentiva una gestión activa del monte, rompiendo este ciclo destructivo. Es una aproximación proactiva que busca construir ecosistemas más resistentes al fuego, en lugar de limitarse a combatirlo una vez declarado.
Se han seleccionado cinco especies arbóreas y arbustivas —encina (aciñeira en gallego), el pino, el rosal silvestre, el madroño y el endrino (abruñeiro en gallego)— que son abundantes en los sistemas forestales españoles más amenazados por el cambio climático. Sus frutos, aunque comestibles y con un notable interés organoléptico y nutricional, permanecen en gran medida sin recolectar ni comercializar. Galletas de bellota, kétchup de endrino, kombucha de madroño y vinagreta de piñas verdes son algunos de los productos que ya se han logrado desarrollar.
El proyecto ya ha comenzado su andadura en doce fincas forestales de Cataluña, impulsado por entidades como Eixarcolant, la cooperativa Sambucus, la Fundación Emys, Xarxa per a la Conservació de la Natura (XCN) y la Universidad de Barcelona. Su ambición es replicar esta experiencia en otras provincias españolas con grandes zonas boscosas, incluyendo Ourense, Soria, Cuenca, Teruel, Córdoba y Navarra, en un intento de hacerlo escalable a nivel nacional.
En la sesión de A Veiga, se abordarán aspectos clave como las limitaciones técnicas y legales del aprovechamiento de estos frutos, así como los primeros pasos para su comercialización, desde la producción piloto hasta su entrada en el mercado.
El 3 de julio se llevará a cabo una sesión práctica de elaboración de productos en el obrador del Centro de Iniciativas Municipales de A Veiga, donde participarán profesionales invitados y alumnos del obradoiro. Una oportunidad para aprender cómo transformar la biodiversidad local en oportunidades concretas.
El proyecto Plantas Olvidadas se integra en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por los fondos NextGenerationEU y está coordinado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.
La jornada, organizada con la colaboración del Obradoiro Dual de Emprego Concellos Rurais de Valdeorras IX y del Concello Da Veiga, está diseñada para atraer a un público diverso. Aunque tiene un enfoque particular en el sector gastronómico, siendo de especial interés para productores de alimentación, profesionales de la restauración en zonas rurales y propietarios de suelos forestales, la entrada es libre y abierta a todos los consumidores en general.
La apertura correrá a cargo del alcalde de A Veiga, Juan Anta Rodríguez, seguida de una presentación del proyecto por parte de sus responsables, quienes también explicarán la gestión forestal llevada a cabo para su desarrollo.
La jornada incluirá ponencias especializadas sobre los "Requerimientos, limitaciones y potencial del aprovechamiento" de estos frutos silvestres, así como sobre las fases de "Producción y comercialización piloto". Posteriormente, una mesa redonda fomentará la reflexión y el debate sobre el potencial de comercialización. Para culminar, los asistentes podrán disfrutar de una degustación de algunos de los más de treinta nuevos productos gastronómicos desarrollados hasta ahora.
¿Hasta qué punto los incendios forestales en Galicia se explican por la presencia de eucalipto y de otras especies en el monte?
Galicia, y en particular la provincia de Ourense, ha sido históricamente una de las regiones más afectadas por los incendios forestales en España. La provincia de Ourense se destaca por su particular vulnerabilidad, habiendo concentrado más de la mitad (55%) de la superficie calcinada en Galicia en la última década.
A pesar de una tendencia a la baja en el número total de igniciones a largo plazo, los últimos años han mostrado un incremento alarmante en la superficie quemada y la ocurrencia de Grandes Incendios Forestales (GIFs, aquellos que superan las 500 hectáreas). El año 2022 fue especialmente catastrófico, registrando la mayor superficie afectada del decenio tanto a nivel nacional como en la región Noroeste, con Galicia siendo la segunda comunidad con más GIFs.
Las causas de esta compleja problemática son multifactoriales, abarcando el impacto del cambio climático (sequías prolongadas, altas temperaturas, desestacionalización del fuego), el abandono del rural, la compleja estructura de la propiedad (minifundismo) y una planificación forestal histórica que ha contribuido a la acumulación de combustible. Las actividades humanas, predominantemente las quemas agrícolas intencionadas o por negligencia, persisten como el principal factor de ignición.
La evolución de los incendios forestales en Galicia y en el conjunto de España revela una dinámica compleja. Se observa una curiosa circunstancia: mientras que el número total de siniestros ha mostrado una tendencia a la baja o se ha mantenido estable en el largo plazo, la superficie quemada y la ocurrencia de Grandes Incendios Forestales (GIFs) han experimentado un aumento exponencial, especialmente en años recientes.
Por ejemplo, en 2022, el número total de siniestros a nivel nacional se encontraba un 2% por debajo de la media del decenio 2012-2021, pero la superficie quemada era más del triple y el número de GIFs también se había triplicado. Esta situación no es exclusiva de Galicia, sino una tendencia observada a nivel nacional y en la cuenca mediterránea desde principios de los 2000.
Analizando los años recientes, en 2021, Galicia registró un total de 954 fuegos forestales, afectando una superficie de 4.371,9 hectáreas. Estas cifras, aunque considerables, fueron superadas drásticamente por el año siguiente. El año 2022 se destacó como particularmente devastador.
Hasta el 25 de septiembre de 2022, se registraron 9.091 incendios forestales en España, con Galicia siendo la segunda Comunidad Autónoma con más Grandes Incendios Forestales (GIFs), representando el 24% del total estatal.
Laa superficie quemada a esa fecha ascendió a 260.482 hectáreas, más del triple de la media decenal. A finales de 2022, la superficie total afectada en España alcanzó las 267.939,64 hectáreas, consolidándose como el año con mayor superficie afectada del decenio.
En 2023, la superficie afectada en Galicia fue de 6.748,9 hectáreas, una cifra considerable aunque inferior a la catástrofe del año anterior. Los datos preliminares para 2024 indican una mejora, con Galicia cerrando la temporada de incendios con una cifra significativamente más baja de 2.592 hectáreas quemadas, y solo 105 fuegos superaron la hectárea de superficie.
La magnitud de los incendios en Ourense se hizo patente en 2022 con el incendio de Carballeda de Valdeorras/Riodolas, que fue uno de los más grandes de Galicia, afectando 12.846,26 hectáreas por sí solo. . Datos más recientes para la provincia, entre enero y noviembre de 2024, indican que se registraron un total de 283 incendios forestales que afectaron 1.236,51 hectáreas. Las autoridades han destacado una reducción en los tiempos de reacción lograda en los últimos años por el personal antiincendios, lo que podría haber contribuido a contener la superficie afectada en este período.
Resulta relevante señalar una aparente contradicción en la composición forestal de Ourense en relación con su alta incidencia de incendios. Las masas de eucalipto, especie a menudo asociada con la rápida propagación del fuego debido a su alta combustibilidad, se concentran en la franja costera de Galicia y son "anecdóticas" en la provincia de Ourense. En contraste, Ourense, junto con Lugo, concentra una mayor proporción de frondosas autóctonas. Este hecho sugiere que la composición forestal por sí sola no es el único factor determinante de la alta incidencia y severidad de incendios.