“España es un problema... Haremos que pague el doble”
Donald Trump


 

En estas últimas semanas se produjeron una serie de acontecimientos a nivel internacional que pusieron en evidencia, por si hubiese dudas, la íntima relación que existe entre la OTAN y el complejo industrial-militar estadounidense, que es lo mismo que decir el Gobierno de los Estados Unidos. Algo que el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, dejó muy claro con su mensaje privado a Donald Trump antes de la cumbre de la OTAN en los Países Bajos: “Europa pagará a lo grande y será tu victoria… No fue fácil pero conseguimos que todos firmen el 5% del PIB en gasto militar… Algo que ningún otro presidente estadounidense consiguió en décadas”.

 

Pero repasemos algunos hechos, aparentemente sin conexión, acaecidos en esta segunda quincena de junio del 2025 y que fueron preludio de esta euforia otanista. Unas semanas antes de que se celebrase la cumbre de la OTAN, Israel, de forma aparentemente sorprendente -puede que para todos menos para los Estados Unidos-  comenzaba, el 13 de junio, la llamada Operación León Naciente con un ataque a instalaciones nucleares y militares los Irán, justificado como protesta por la “continua agresión del régimen iraní”. Ataques que, días más tarde, continuarían con la aviación israelí atacando la sede de la IRIB (Radiodifusión de la República Islámica de Irán). El domingo siguiente, 22 de junio, sería Estados Unidos con la operación de nombre Martillo de Medianoche, quien bombardee Irán con un ataque masivo contra tres centrales nucleares del país. La justificación de “detener la amenaza que supone para el mundo el principal estado patrocinador del terrorismo”.

 

Finalmente, y de nuevo de forma unilateral, Donald Trump declaraba una tregua que, con reticencias, aceptaría Israel. Cesaban así los bombardeos a un país soberano, acción que seria elogiada por el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, “acción decisiva en Irán de Donald Trump, un hombre de fuerza y de paz”. Declaraciones que no merecen el más mínimo comentario, pues se explican por sí solas.

 

Estados Unidos, Israel y, por supuesto, la OTAN con estas operaciones militares de agresión a un país soberano, dejaban en evidencia delante de la comunidad internacional que, hoy en día, el mundo está amenazado no solo por la invasión a Ucrania sino también por el terrorismo que patrocina Irán, quien se suma a Rusia como enemigos de occidente. Una amenaza a la paz que debe ser derrotada militarmente y para que eso sea posible, Occidente debe armarse y amortajar sus instrumentos de defensa. Y, ¿qué mejor instrumento de defensa que la OTAN?

 

Casualmente esta organización militar iba a celebrar, el 25 de junio, osea, apenas tres días después de la operación León Naciente, una cumbre en la que el tema central de debate, la “propuesta de los Estados Unidos”, será que todos sus miembros se comprometan a elevar al 5% del PIB el gasto en Defensa de ahora al 2035. Una propuesta lógica teniendo en cuenta los peligros que esconde la comunidad Occidental en particular y al mundo en general.

 

Que la poderosa industria militar estadounidense sea la gran beneficiada de este brutal incremento del gasto público en armamento es solo una anécdota frente a la realidad de un mundo y una civilización cada vez más amenazada, por el imperio del mal (Rusia), el fanatismo terrorista (Irán) y muchos otros enemigos que crecen como las setas en otoño. Que esta decisión vaya también a beneficiar a Donald Trump y sus oligarcas, dado el fracaso de los aranceles, tampoco es relevante. Lo importante es garantizarla paz en el mundo para lo cual es imprescindible armarse y con las armas que nos venderá Estados Unidos.

 

Tampoco tiene importancia que la Unión Europea se convierta en un satélite de los Estados Unidos y que Donald Trump no desaproveche la ocasión para mostrar su desprecio para la misma. Un Donald Trump para quien España, por su negativa a asumir lo del 5% del PIB, “se convirtió en un problema... Haremos que pague el doble”. Finalizada la cumbre la prensa económica anuncia que, en línea con la euforia de Donald Trump, “los inversores celebran el nuevo objetivo del 5% del PIB en gasto militar con subidas destacadas de empresas del sector”. La pregunta viene por sí sola: ¿cuál será ahora el país a bombardear por la OTAN? ¿Otra vez Irán? ¿Rusia? ¿Corea del Norte? ¿Venezuela?... China no, que es muy grande…de momento.

 


 

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