El mercado bancario gallego y español atraviesa una etapa de endurecimiento en la concesión de créditos. Las pymes y microempresas, que constituyen la inmensa mayoría del tejido empresarial gallego, encuentran dificultades para cumplir con los elevados requisitos de avales y los largos procesos de aprobación que imponen las entidades financieras convencionales.
Frente a estas dificultades, existen varias alternativas, las nuevas fórmulas que permite la tecnología y los instrumentos públicos.
Alternativa de financiación pública
El Igape de la Xunta ha incrementado notablemente su presupuesto para 2025, destinando más de 152 millones de euros a facilitar la financiación de pymes y autónomos, lo que supone un aumento del 45% respecto al año anterior. Este esfuerzo se traduce en la puesta en marcha de nuevos instrumentos financieros y líneas de apoyo, como los préstamos directos para proyectos estratégicos, la bonificación de intereses y la colaboración con sociedades de garantía recíproca.
Además, la administración gallega mantiene abiertas diferentes convocatorias de ayudas y préstamos para empresas que buscan invertir en tecnología, innovación y expansión. Entre las novedades para 2025 destacan los préstamos para proyectos de desarrollo tecnológico, la concentración de empresas y el refuerzo del circulante.
Fintechs más flexibles y rápidas
Junto a estas iniciativas públicas, las plataformas fintech están entrando con fuerza en el panorama gallego. Soluciones como Qonto permiten a las empresas acceder a préstamos para empresas con procesos 100% digitales sin necesidad de desplazamientos. Estas plataformas colaboran con partners financieros especializados, ofreciendo una amplia gama de productos adaptados a las necesidades de cada empresa, desde factoring digital hasta créditos basados en ingresos. Es decir, no solo dan créditos. Plataformas como la citada proporcionan también cuentas bancarias.
La principal ventaja de estas alternativas digitales es la agilidad en la tramitación y la reducción de la burocracia. El proceso suele ser sencillo: basta con registrarse, presentar la documentación requerida y, en pocos días, obtener una respuesta. Así, las empresas pueden aprovechar oportunidades de negocio o hacer frente a imprevistos sin depender de los plazos y condiciones de la banca tradicional.
Eso sí, siempre es recomendable sopesar si el ahorro de plazos y burocracia compensa a la vista de los intereses exigidos. Habitualmente, menos burocracia supone más inseguridad para el prestamista lo que a veces se traslada en los porcentajes aplicados.
El proceso para acceder a estos préstamos para empresas es notablemente más simple. Tras elegir la plataforma y el producto que mejor se ajuste a sus necesidades (línea de crédito, adelanto de facturas, etc.), se completa una solicitud online. La documentación requerida suele ser básica: identificación fiscal, estados financieros recientes y datos de actividad.
La evaluación se centra en la salud actual del negocio y su capacidad de retorno, no solo en garantías patrimoniales. La agilidad es la norma: muchas plataformas dan preaprobaciones instantáneas y desembolsos en menos de 48 horas. Esto supone un cambio radical frente a las semanas de espera habituales.
La falta de historial crediticio extenso o activos para avalar limita las opciones de muchos autónomos y pymes en la banca convencional. Esta exclusión financiera frena no solo su consolidación, sino también la creación de empleo y la modernización económica regional. En este sentido, las fintech pueden representar una alternativa muy interesante para algunos tipos de negocios.