El conselleiro de Cultura, Lingua e Xuventude, José López Campos, en el castro de Baroña


La Xunta de Galicia está realizando nuevas intervenciones arqueológicas en el castro de Baroña, situado en Porto do Son (A Coruña), con una inversión que supera ya los 400.000 euros en los últimos años en este yacimiento. Este dato fue destacado por José López Campos, conselleiro de Cultura, Lingua e Xuventude, durante su visita a los trabajos recientemente iniciados.

 

Estas actuaciones forman parte del 'Plan de actuacións arqueolóxicas' que el Gobierno gallego impulsa anualmente. Para 2025, el plan destina un total de 1,5 millones de euros para 81 intervenciones en toda Galicia, de las cuales 14 se realizarán en la provincia de A Coruña con un presupuesto que supera los 217.000 euros. En concreto, para las intervenciones en el Castro de Baroña este año se han asignado más de 18.000 euros que se suman a la inversión previa.

 

Las labores en Baroña comprenden sondajes en dos zonas del yacimiento, además de acciones como la sustitución del vinilo del cartel informativo y trabajos de mantenimiento enfocados a la seguridad de las visitas y la mejora del aspecto del patrimonio.

 

El conselleiro López Campos subrayó que la inversión y el esfuerzo no solo buscan preservar este bien cultural, sino también profundizar en el conocimiento y la divulgación de su relevancia histórica para Galicia.
 

El castro de Baroña en Google Earth

Hipótesis sobre el misterio de Baroña: puerto, puesto de vigilancia, lugar de defensa ...

 

Aferrado a una estrecha península rocosa en Porto do Son (A Coruña), el Castro de Baroña desafía las lógicas del pasado. Este poblado fortificado de la Edad de Hierro, habitado entre los siglos I a.C. y I d.C., sigue desconcertando a los expertos: ¿por qué construir en un lugar tan expuesto, sin agua dulce ni tierras cultivables? Las respuestas podrían estar en sus últimos hallazgos.

 

 Con sus veinte cabañas circulares conservadas, doble muralla y un foso excavado directamente en la roca, Baroña es uno de los castros costeros mejor preservados de Galicia. Su ubicación, en una lengua de tierra batida por el Atlántico, lo convierte en un caso atípico. Mientras otros castros se asentaban en colinas protegidas, los habitantes de Baroña eligieron un lugar abierto a las tormentas, con acantilados como única defensa natural.

 

Los últimos descubrimientos
En 2023, un estudio del filólogo Fernando Cabeza Quiles reveló un posible altar ritual: un hueco tallado en la roca con dos cruces cristianas posteriores, lo que sugiere un espacio sagrado reconvertido. Además, las excavaciones de 2024 dirigidas por Tito Concheiro sacaron a la luz dos nuevas cabañas ocultas bajo la arena, con restos de cerámica y herramientas que apuntan a actividades metalúrgicas.

 

Pero el hallazgo más intrigante sigue siendo la ausencia de evidencias claras sobre cómo subsistían. No hay fuentes de agua cercanas, ni restos de barcas, aunque se han encontrado anzuelos y concheros (acumulaciones de conchas). ¿Vivían pendientes de la lluvia? ¿Comerciaban con otros pueblos?

 

Cuatro hipótesis intentan explicar por qué se asentaron en un sitio tan hostil:

  • Defensa extrema: El acceso solo era posible por un estrecho istmo de arena, controlable con marea baja. Los acantilados hacían el resto.
  • Taller metalúrgico: Los fuertes vientos avivaban los hornos de fundición, como sugieren las escorias de hierro encontradas.
  • Santuario costero: Su orientación al atardecer sobre el Monte Louro (un lugar mítico) podría indicar un enclave ritual.
  • Control territorial: Desde allí dominaban las rutas marítimas y los bancos de marisco, claves en su economía.

 
A pesar de las investigaciones, Baroña guarda secretos. ¿Por qué no hay tumbas? ¿Cómo almacenaban agua? Cada respuesta genera nuevas preguntas. Hoy, convertido en un símbolo de Galicia con más de 120.000 visitantes al año, este castro sigue desafiando al tiempo y al mar, igual que hicieron sus habitantes hace dos milenios.
 

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