Gaza palestina israel



“Los israelíes conocen como Guerra de independencia la de 1948. Para los palestinos es la 'Nakba', la «catástrofe», puesto que su resultado fue uno de los procesos de limpieza étnica más amplios y dramáticos de nuestro tiempo: cerca de un millón de palestinos fueron obligados a emigrar a punta de fusil, abandonando sus tierras, sus bienes y sus hogares: hubo matanzas de civiles como las de Deir Yassin, y cientos de poblados fueron destruidos deliberadamente”

 

 (ILAN PAPPÉ: “La limpieza étnica de Palestina”)

Hoy, casi ocho décadas después estamos asistiendo en Gaza a una nueva 'Nakba', un nuevo episodio de limpieza étnica con los mismos actores. Por una parte, las víctimas: los palestinos, por la otra los verdugos: los israelíes. En este dramático y cruel escenario un no puede por más que alzar su voz.

Yo acuso a Israel de estar provocando otra 'Nakba' contra los palestinos. Un nuevo crimen contra la humanidad, una nueva injusticia histórica. Yo acuso Israel de no querer la paz en Oriente Medio por no reconocer los derechos de los palestinos a tener un hogar en su propia tierra y obligarlos a vivir un éxodo permanente y eterno.

Yo acuso a Israel de seguir ocupando territorios, de construir nuevos asentamientos israelíes en zonas ocupadas por palestinos. Una política que consciente y deliberadamente busca impedir la solución de dos estados -Palestina e Israel- que conduzcan a una paz duradera en la zona.

Yo acuso a Israel de estar violando continuamente un derecho internacional -las resoluciones de las Naciones Unidas, la IV Convención de Ginebra- que considera ilegal su política de ocupación de territorios palestinos así como un acto de genocidio su actuación militar en Gaza.

Yo acuso a Israel de estar sometiendo durante décadas al pueblo palestino a limitaciones en sus desplazamientos, a un difícil acceso sus tierras y recursos, a una total falta de libertad para finalmente, como estamos viendo ahora en Gaza y antes en Palestina, obligarlos por vía militar a abandonar sus tierras.

Yo acuso a Israel de no respetar los derechos de los prisioneros palestinos que se agolpan en sus cárceles. Prisioneros entre los que hay niños y niñas que son sometidos a torturas y maltratos. Actos que suponen continuas violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional.

Yo acuso a la Comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, de no usar su influencia para presionar a Israel y que este detenga el actual genocidio en Gaza, la política de construcción de nuevos asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este, y a que empiece negociaciones con los palestinos.

Yo acuso a la Comunidad Internacional por no preocuparse como había debido y no prestar más atención a lo que está actualmente pasando en Gaza, donde asistimos a un genocidio que tiene como víctimas principales a niños y niñas palestinas para lo cual el ejército israelí está utilizando armas compradas a Estados Unidos y a la Unión Europea.

Yo acuso a los Estados Unidos de apoyar militar y económicamente a Israel sosteniendo así su política de exterminio del pueblo palestino. Un apoyo con el que Estados Unidos busca proteger mejor sus intereses en Oriente Medio que tienen mucho que ver con las reservas petroleras y de gas en la zona.

Yo acuso a los Estados Unidos de que con su apoyo a Israel pone los intereses comerciales de su industria armamentística por delante del derecho a la vida de los palestinos.

Yo acuso a los Estados Unidos de pensar más en los votos de la comunidad judía estadounidense, fuertemente vinculada a Israel por lazos culturales e históricos, que en los derechos históricos del pueblo palestino y en la paz en Oriente Medio.

Yo acuso a la Unión Europea de no querer comprender las razones sociales y políticas que favorecieron la aparición de Hamás y de que esta organización política se haya convertido en la fuerza mayoritaria en los territorios palestinos.

Yo acuso a la Unión Europea de tener su cuota de responsabilidad en la creciente imposibilidad de que existan dos estados, Israel y Palestina, conviviendo en paz y seguridad dando así una resolución justa y duradera al conflicto palestino-israelí.

Yo acuso a Israel, Estados Unidos y a la Unión Europea de ser, por activa o por pasiva, culpables de que se esté produciendo el mayor infanticidio de la historia de la humanidad en Gaza y una nueva operación de limpieza étnica en Palestina.

Estas acusaciones surgen fruto de la indignación al ver lo que está sucediendo en Gaza y Cisjordania, y sobre la responsabilidad que en esta nueva 'Nabka' tienen las entidades políticas a las que acuso -Israel, Estados Unidos, la Unión Europea-. Responsabilidad por activa -en el caso de las dos primeras, Israel y los Estados Unidos- como directos causantes del genocidio y la limpieza étnica y por pasiva -en el caso de la Unión Europea- por no utilizar toda su influencia para impedir, o cuando menos, denunciar tal magnicidio.

Soy consciente de que mis acusaciones pueden escandalizar, incluso molestar la no pocos ciudadanos de buena voluntad. Disculpas, pero yo no puedo callar ante esta barbarie que, por otra parte, de nuevo nos intentan ocultar. Una barbarie que está en el origen y en el centro de los actuales problemas de Oriente Medio. Una barbarie que atenta contra mis principios.

Y como soy consciente asumo mis responsabilidades.

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