La Xunta de Galicia ha dado un paso adelante en su estrategia de protección y ordenación del litoral con la puesta en marcha de un concurso de ideas arquitectónicas para definir un prototipo de 'chiringuito' biosostenible y desmontable. El objetivo es lograr que este tipo de instalaciones, muy presentes en las playas, puedan integrarse de forma armónica en los entornos naturales más característicos de la costa gallega, apostando por un modelo más respetuoso con el medio ambiente.
La iniciativa, presentada este jueves en la Illa de Arousa por la conselleira de Medio Ambiente e Cambio Climático, Ángeles Vázquez, busca repensar el actual modelo de uso del litoral. El certamen, que se enmarca dentro de la Ley de ordenación y gestión integrada del litoral de Galicia (Loxilga), está abierto a estudios de arquitectura y profesionales independientes, quienes podrán presentar sus propuestas hasta el 17 de octubre. Posteriormente, un jurado especializado elegirá las mejores ideas, que podrán materializarse en un proyecto constructivo de referencia.
Repensar los puestos de playa
Según explicó la conselleira, la propuesta responde a la necesidad de que los chiringuitos evolucionen hacia instalaciones sostenibles. Estas nuevas construcciones deberán cumplir la normativa urbanística de cada municipio y las Directrices del Paisaje de Galicia, pero al mismo tiempo constituir un modelo común de referencia. El propósito es garantizar su adaptación arquitectónica, el uso responsable de materiales, la eficiencia en los sistemas de abastecimiento y gestión de residuos, un consumo energético reducido y un respeto absoluto por los ecosistemas litorales durante todo el ciclo de vida de la instalación.
Vázquez insistió en que la iniciativa no solo pretende reducir el impacto ambiental de estas infraestructuras, sino también mejorar la relación entre ocio y naturaleza. Al tratarse de construcciones desmontables, la Xunta busca que puedan responder a las necesidades de los distintos espacios sin dejar huella permanente, fomentando un modelo de bioarquitectura adaptada al litoral gallego.
Además, la conselleira adelantó que se está valorando la creación de una línea de ayudas económicas para apoyar a los titulares de este tipo de instalaciones en el proceso de adaptación a los nuevos estándares de sostenibilidad.
Un concurso con premios de hasta 12.000 euros
El concurso, coordinado por el Instituto de Estudos do Territorio (IET), cuenta con una dotación total de 30.000 euros en premios. El jurado, compuesto por especialistas en arquitectura, medio ambiente y paisajismo, valorará las propuestas teniendo en cuenta su calidad arquitectónica, viabilidad técnica, integración paisajística, impacto ambiental y funcionalidad.
Las tres mejores ideas seleccionadas recibirán premios económicos: el primer proyecto contará con 12.000 euros y la posibilidad de avanzar hacia la redacción del proyecto básico y de ejecución del prototipo; el segundo clasificado será premiado con 10.000 euros; y el tercero recibirá 8.000 euros. La resolución se conocerá antes de que finalice el año, lo que permitirá a la Xunta comenzar a trabajar en la materialización del modelo a lo largo de 2026.
La presentación del concurso sirvió además para hacer balance del trabajo realizado desde que Galicia asumió las competencias de ordenación de su costa. Según destacó Vázquez, la Xunta ya ha tramitado más de 300 expedientes relacionados con la gestión de los espacios litorales, lo que evidencia la intensidad del trabajo en un territorio con más de 1.500 kilómetros de costa.
La conselleira subrayó que este proceso de planificación y ordenación debe servir para armonizar el uso turístico y comercial de las playas con la conservación de los ecosistemas. En su opinión, iniciativas como este concurso de ideas son una herramienta eficaz para demostrar que es posible combinar desarrollo económico y protección ambiental.
Adaptación a las singularidades de cada playa
Una cuestión fundamental en el diseño de los nuevos chiringuitos será la adaptación a las características específicas de cada entorno costero. No será lo mismo un puesto de playa ubicado en las rías tranquilas que aquellos que se sitúan en acantilados abiertos al Atlántico. Por ello, las propuestas deberán demostrar que son flexibles y replicables, con materiales resistentes pero de bajo impacto, sistemas desmontables y diseño integrado en la morfología del paisaje gallego.
La Xunta insiste en que no habrá un único modelo uniforme sino varios prototipos que sirvan de referencia para orientar a los futuros proyectos. La idea es que cada instalación mantenga un espíritu común biosostenible, pero a la vez se adapte a los condicionantes urbanísticos y ambientales locales.