Santiago de Compostela se convierte de nuevo en el epicentro de la vanguardia sonora con el regreso del WOS Festival. Después de la obligada cancelación de su edición en 2024, el evento multidisciplinar vuelve a inundar la capital gallega desde este jueves y hasta el próximo domingo con una programación que roza el lleno absoluto. Ya se han agotado los abonos para los cuatro días.
Este éxito de convocatoria contrasta con la fragilidad económica que amenaza su continuidad, un desafío que su director artístico, Iván Arias, ha puesto sobre la mesa como la máxima prioridad del proyecto: lograr la estabilidad financiera para que el festival siga siendo una referencia en Santiago.
La pausa del año pasado no fue una decisión sencilla. El propio Arias explicó que múltiples factores condujeron a la interrupción de 2024, destacando la inviabilidad del proyecto en aquel momento. "El WOS se convirtió en un festival muy costoso y que necesita mucho de las administraciones", reconoció, admitiendo que incluso con todas las entradas vendidas, la viabilidad económica estaba comprometida. La organización sopesó una edición más reducida, pero se descartó la idea al considerar que no estaría a la altura del listón dejado en 2023, calificada como "la mejor edición" de su historia.
Este año, el panorama ha cambiado gracias a un renovado apoyo institucional. El director del festival ha valorado positivamente que tanto la Xunta de Galicia como el Ayuntamiento de Santiago "se han comprometido más". Fruto de este diálogo, y tras la cancelación, se articuló "un plan de financiación y de viabilidad para que el proyecto pueda existir y permanecer" en Compostela. Este respaldo ha sido fundamental para que más de 30 artistas nacionales e internacionales de "primer nivel" desembarquen en la ciudad durante cuatro intensas jornadas.
Un respaldo masivo que trasciende fronteras
La respuesta del público ha sido unánim. "Quizás fue el año de nuestra historia en que más rápido se vendieron los abonos", afirmó Arias. Hasta el pasado viernes, de un total de 4.000 pases, apenas quedaban doscientos disponibles, vendiéndose a un ritmo diario de entre 30 y 40. Este fenómeno evidencia una demanda consolidada que, según el director, ha estado presente "desde el primer año", subrayando que el desafío del WOS nunca ha sido el interés de la audiencia, sino su estructura financiera.
Un dato revelador sobre el alcance del festival es la procedencia de sus asistentes. Más de la mitad del público, concretamente un 52%, viaja a Santiago desde fuera de Galicia. Sorprendentemente, la ciudad desde la que se adquieren más entradas no es gallega. "Madrid es la ciudad donde más 'tickets' vendemos de todas las ciudades del mundo, incluso más que cualquiera gallega", detalló Arias. Este hecho posiciona al WOS no solo como un evento cultural de primer orden, sino también como un potente motor de turismo para la capital gallega.
El perfil del asistente también ha evolucionado. Si antes predominaba el público de fin de semana, ahora se ha disparado la venta de abonos completos para los cuatro días, lo que indica un mayor grado de implicación y el deseo de vivir la experiencia WOS en su totalidad. Este respaldo masivo es el principal aval de un proyecto que busca consolidarse definitivamente en el calendario cultural de la ciudad y del país.
Una apuesta cultural estratégica para Galicia
El apoyo institucional ha llegado este año en gran parte a través del programa Concertos do Xacobeo de la Xunta de Galicia. Durante la presentación del evento, el director de Turismo de Galicia, Xosé Merelles, enfatizó el valor estratégico del festival. Subrayó que, con este respaldo, el WOS "contribuirá, un año más, a reactivar Compostela con una perspectiva única sobre el son y la cultura contemporánea". Merelles también destacó el "compromiso de la cita con la diversidad de orígenes y de género", así como su apuesta por una calidad artística que lo convierte en un evento "único y de gran potencial turístico y cultural".
El festival no se limita a ser una sucesión de conciertos. Su carácter multidisciplinar es una de sus señas de identidad, ofreciendo un programa que incluye talleres, paneles de debate, proyecciones cinematográficas e instalaciones artísticas. La programación se despliega a lo largo de diez localizaciones emblemáticas de Santiago, transformando la ciudad en un escenario vivo que va desde teatros e iglesias hasta clubs y espacios inesperados como el CGAC, la Fundación Eugenio Granell, la Sala Capitol o la Igrexa da Universidade.
Dentro de su variada oferta, el festival reserva un espacio para la reflexión y la puesta en valor del patrimonio sonoro gallego. Un ejemplo es el panel de discusión "O son electrónico de Galicia: unha conversa interxeracional", que reunirá a distintas generaciones de creadores. Además, destaca el proyecto de investigación y creación "Amplificando a memoria", una iniciativa que recupera y reactiva el histórico altavoz gallego Organsound, creado por los hermanos Portela Seijo en 1972, conectando la vanguardia actual con la memoria tecnológica de la comunidad.
La octava edición del WOS Festival presenta un cartel de lujo, con una treintena de artistas que garantizan una experiencia sonora inmersiva y arriesgada. La programación es un escaparate de la escena más innovadora, con 29 actividades musicales que incluyen 14 estrenos a nivel estatal. Santiago será el escenario de 13 premieres de discos, directos o conciertos audiovisuales en España, consolidando su posición como un referente para la música electrónica y de vanguardia en el país.
Entre los nombres que conforman el cartel se encuentran figuras de la talla de Abdullah Miniawy, Batu, Beatrice Dillon, Djrum, Klein, Objekt o Tarta Relena, junto a una nutrida representación de la escena gallega como BFlecha b2b Mwëslee, Carme López o Malandrómeda & Caamaño. Esta combinación de talento local e internacional ofrece una panorámica completa de las tendencias más actuales de la creación sonora contemporánea.