La Guardia Civil de Pontevedra, en una investigación pionera, ha confirmado mediante prueba de ADN la relación entre una gata y dos cachorros abandonados en un contenedor, lo que ha permitido imputar a su dueña por un presunto delito de maltrato animal. Este caso, el primero en Galicia donde se utiliza evidencia genética de este tipo para confirmar un abandono, sienta un precedente crucial en la aplicación de la reciente legislación de bienestar animal. Los hechos, que se remontan al pasado mes de mayo, terminaron con la vida de uno de los recién nacidos y han conmocionado a la localidad de Cangas.
La investigación se puso en marcha después de que un vecino de la zona alertara al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) al escuchar maullidos angustiosos que provenían del interior de un contenedor. La llamada ciudadana fue fundamental para activar el protocolo que llevaría a un desenlace judicial inédito. La rápida intervención de este testigo permitió que los agentes acudieran con celeridad al lugar de los hechos.
Al llegar al lugar, los agentes localizaron una bolsa de plástico cerrada en cuyo interior se encontraban dos cachorros recién nacidos. Uno de ellos ya había fallecido, mientras que el otro fue trasladado de inmediato a un centro veterinario para su reconocimiento y para recibir la atención urgente que necesitaba.
Con la colaboración indispensable de la Protectora de Animales de O Morrazo, la Guardia Civil pudo localizar a la gata que presuntamente había parido a los cachorros. Una vez identificado el animal, se procedió a la toma de muestras para cotejar los perfiles genéticos.
El posterior análisis de ADN confirmó de forma científica la relación materno-filial, un eslabón esencial para poder imputar el delito de abandono a la propietaria. Esta colaboración entre las fuerzas de seguridad y las entidades protectoras ha demostrado ser un modelo eficaz.
La Guardia Civil localizó e investigó a la dueña de la gata, una vecina de Cangas de 82 años, por un supuesto delito de abandono y maltrato animal. Todas las diligencias practicadas durante la investigación fueron remitidas al Juzgado de Guardia de Cangas, que es ahora el órgano competente para continuar con la instrucción del caso y, en su momento, dictar sentencia.
La confirmación del vínculo mediante genética convierte este procedimiento en un hito para la justicia gallega. Nunca antes se había utilizado esta prueba en la comunidad para un caso de abandono de animales de compañía, lo que podría abrir la puerta a su uso sistemático en investigaciones futuras. La rigurosidad científica de este método ofrece una evidencia casi irrefutable ante un tribunal, fortaleciendo sustancialmente la posición de la acusación.