Cristiano Ronaldo, Luis Figo, Quaresma, Simão Sabrosa, Rafael Leão, William Carvalho, João Mário, João Moutinho, Nani, Paulo Futre... Todos ellos grandísimos jugadores, algunos de los mejores del panorama actual y de la historia del fútbol mundial, que comparten la particularidad de haber sido criados en una de las canteras de fútbol más prolíficas de Europa: la del Sporting de Portugal. El fútbol base del cuadro lisboeta es un ejemplo mundial a la hora de recolectar y potenciar el talento, con una red de ojeadores que va más allá de las fronteras lusas.
Fruto de este ejercicio de apostar por la gente de la casa ha confeccionado un equipo capaz de ganar tres de las últimas cinco ligas portuguesas, además de dos copas de la liga, dos copas de Portugal y una Supercopa. Ahora, son dos talentos gallegos los que asoman la cabeza y buscan hacerse un hueco junto a los Quenda, Simões o Inácio, los últimos de la gran hornada que sostiene al equipo verdiblanco.
¿UN PIQUÉ ZURDO?
Hay dos cachorros en los leones que comienzan a asomar la patita y que tienen acento gallego, bien disimulado en la capital portuguesa. El primero de ellos es Lucas Taibo, un central con planta de central: 194 centímetros de altura para el coruñés criado en Abegondo con una zurda que ha llamado la atención de no pocos equipos. Taibo está totalmente asentado en el equipo B del cuadro portugués y es titular indiscutible en la Youth League, donde el filial lisboeta suma siete de nueve puntos posibles tras ganar a Marsella y Kairat en casa y empatar en Napoles.
Taibo, nacido en 2006, creció en la cantera del Deportivo de La Coruña, pero en el verano de 2022, con el equipo blanquiazul perdido en Primera RFEF, dio el salto a la cantera sportinguista en un movimiento audaz que le ha salido cara, siendo hoy uno de los jóvenes valores en la retaguardia del Sporting de Portugal. Por su constitución y posición en el terreno de juego, podríamos estar hablando de un Gerard Piqué zurdo en potencia.
Con el reserva es también indispensable, sumando además un gol en lo que va de liga, mientras espera la llamada para debutar con el primer equipo en el campeonato liguero después de debutar de manera testimonial el año pasado en Copa. Este podría ser el año de su puesta de largo con los mayores después de haber alcanzado la sub-19 con España.
DE LA FÁBRICA A LISBOA
Más a fuego lento se cocina el futuro de Paulo Iago Álvarez Morón. Aunque nacido en Madrid, sus raíces no podrían ser más gallegas, ni en lo sanguíneo ni en lo futbolístico, pues su padre Xosé Álvarez es un conocido de los campos de tierra de A Fonsagrada. Así, el mariñano recaló muy pronto en la cantera del Real Madrid, con solo 6 añitos, y pronto vieron a este talentoso mediapunta como uno de los diamantes en bruto de 'La Fábrica', llegando a comparar su potencial con el de Lamine Yamal.
Palabras mayores, aunque no desacertadas, pues se trata de un enganche muy bien valorado por los preparadores pese a que en el Juvenil A del Real Madrid no encontró la continuidad bajo la tutela de Álvaro Arbeloa, que no se opuso a su marcha al Sporting de Portugal en el verano de 2024. "Me voy con 17 años con cierta decepción por no ver cumplido aquí ese sueño. Fue duro tomar esta decisión, y me duele mucho irme por lo que me voy. Los motivos son los que son y me los guardo para mí. Hablaré claro cuando llegue el momento", declaró el gallego frustrado al terminar su etapa de blanco luego de anotar más de 200 goles con esa camiseta.
Jorge Mendes, su agente -como el de Lamine-, se lo llevó a Portugal, donde ahora esperan de él grandes cosas. De momento, Paulo Iago solo ha sido citado para el partido de la Youth League ante el Marsella, que vio desde el banquillo, pero ya ha comenzado a entrar de refresco en la sub-23 con la que debutó el año pasado, ganando confianza en el que debería ser el año de su despegue tras este año de aclimatación.
De momento, las comparaciones con el 10 del Barça son odiosas, pero teniendo en cuenta que en marzo alcanzó la mayoría de edad, tiene todavía mucho recorrido por delante para demostrar que Paulo Iago puede resistir los símiles y que puede marcar su propio camino, algo que persigue su paisano Lucas Taibo, como hicieron en su día Cristiano, Figo y tantos otros.