Unidad de convalecencia de corta estancia en Quiru00f3n Salud Lugo

Este tipo de unidades de convalecencia son recursos asistenciales intermedios que actúan como un puente crucial entre la atención hospitalaria de agudos y el domicilio. Su objetivo es atender a pacientes que ya están médicamente estables, es decir, que han superado la fase más crítica de su enfermedad o cirugía, pero que todavía no han recuperado la autonomía funcional suficiente para desenvolverse en su vida diaria. Este período, conocido como fase subaguda, es determinante para el pronóstico a largo plazo del paciente, ya que una recuperación incompleta puede derivar en una dependencia crónica, caídas o reingresos hospitalarios frecuentes.

 

El público al que se dirige este nuevo servicio es amplio y refleja una realidad demográfica palpable, especialmente en Galicia. Está pensado para personas, a menudo de edad avanzada, que han sufrido una intervención quirúrgica relevante, como una operación de cadera o rodilla, y que necesitan fisioterapia intensiva antes de poder caminar con seguridad. También es un recurso clave para pacientes que se recuperan de procesos médicos severos, como una insuficiencia cardíaca descompensada, una neumonía grave o un ictus, que dejan secuelas funcionales que requieren rehabilitación y cuidados de enfermería cualificados antes de que la persona pueda ser cuidada con seguridad por su familia.

 

La creación de esta unidad en Lugo responde, según el hospital, a una necesidad detectada directamente en la planta. "Superada la fase aguda de la enfermedad, muchas personas no están preparadas para desarrollar su vida con total independencia como antes y sus familias no se ven capaces de prestarles los cuidados sanitarios que necesitan, y aquí es donde les prestamos apoyo desde Quirónsalud”, explica el doctor Fernando Peña, especialista del Servicio de Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Lugo y responsable médico de esta nueva unidad. El equipo de la unidad se complementa con el Dr. Jesús Pérez Nellar y con Pamela Balsa como supervisora de Enfermería.

 

La problemática que aborda el centro es un desafío común para muchas familias gallegas. La supervisora de Enfermería, Pamela Balsa, detalla las barreras que encuentran los pacientes y sus cuidadores tras recibir el alta. “Las principales dificultades que se plantean son la recuperación del 100% de la movilidad para tener una vida autónoma, una lesión permanente que requiere de la adaptación del domicilio o la gestión de recursos sociosanitarios que no son inmediatos”, precisa. Este último punto es especialmente sensible, ya que el tiempo de espera para acceder a plazas públicas o adaptar la vivienda puede crear un vacío asistencial que estas unidades de corta estancia buscan cubrir.

 

Para garantizar esa recuperación funcional, la Unidad de convalecencia de corta estancia del hospital lucense contará con un equipo multidisciplinar. El servicio incluye atención médica permanente durante 24 horas, cuidados de enfermería específicos adaptados a las necesidades de estos pacientes, y un pilar fundamental: la rehabilitación. El centro especifica que se ofrecerán sesiones de fisioterapia individualizada, un factor clave para acelerar la recuperación de la movilidad y la fuerza. La estancia se completa con hospitalización en habitación individual y manutención adaptada.

 

Este modelo de atención intermedia no es el primero que el grupo Quirónsalud implanta en Galicia, lo que sugiere una respuesta estratégica a la demanda demográfica de la comunidad. En el año 2022, el Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez, en Pontevedra, puso en funcionamiento una unidad de características muy similares, también enfocada a dar soporte a las familias y pacientes en la fase post-aguda. La apertura de este servicio en Lugo supone la expansión de este modelo de convalecencia a la provincia, ofreciendo una alternativa en el ámbito de la sanidad privada para este perfil de paciente.

 

En el contexto más amplio del sistema sanitario, estas unidades de subagudos son una pieza clave para optimizar la atención. Por un lado, liberan camas en las plantas de hospitalización de agudos, que son más costosas y necesarias para pacientes críticos; por otro, evitan altas prematuras que pueden poner en riesgo al paciente. Son una respuesta al envejecimiento poblacional y al aumento de las enfermedades crónicas, que requieren un enfoque más centrado en la recuperación funcional y la prevención de la dependencia, aliviando al mismo tiempo la considerable carga que recae sobre los cuidadores familiares.

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