El 29 de octubre de 2024, se produjo una catástrofe en la Comunidad Valenciana, con el resultado de 229 personas fallecidas, sin entrar en datos y solo desde la vertiente humana, ha sido desolador ver en el funeral de Estado a los familiares de las víctimas, en donde los Reyes han sido los únicos representantes de la nación que el pueblo valenciano pudo ver como suyos en su consuelo. 

 

Escuchar el recuerdo que tres familiares en nombre de todos los fallecidos, y también de todos los valenciano, ha sido muy emotivo, pero, a la vez, desolador, teniendo enfrente al máximo responsable político que por su inanición pudo haber evitado muchas muertes con los medios que hay hoy y además cuando la comunidad autónoma tiene competencias exclusivas en materia de protección civil. 

 

Se puede entrar en todo tipo de debates, cuestiones técnicas y judiciales, pero desde el punto de vista humano es indefendible que, después de un año, el señor Mazón siga en el cargo y en todo este tiempo, por estrategia de partido e interés personal del citado personaje, el mismo haya caído como ser humano tan bajo. El presidente del Partido Popular alguna responsabilidad tendrá cuando lo mantiene ahí, ya que el “y tú más” está fuera de lugar en una desgracia humanitaria de las dimensiones que ya todos conocemos. Todo en la vida tiene un límite, pero la altura a la que está quedando el Partido Popular sonroja, “no todo vale”. 

 

Ello no exime al Gobierno central, ya que en todo esto también tiene su cuota de responsabilidad, que además determina la propia Constitución. Pero lo que quedó muy claro durante el funeral de Estado en la Ciudad de las Ciencias y las Artes de Valencia, es que la cabeza que se pedía era la de Mazón. Las múltiples salidas, que las hay, tenían que haberse adoptado ya, ahora que se cumple un año de la tragedia, dimisión o convocatoria de elecciones anticipadas. Los valencianos han encadenado diferentes desgracias de un tiempo para acá, ellos, los voluntarios, y los distintos equipos de intervención y rescate del Estado, en definitiva el pueblo español, son los únicos que han estado a la altura de las circunstancias. 

 

Da igual el tipo de rostro que muestre Mazón en cualquier acto público o ante las cámaras de televisión, el simple hecho de mantenerse en el cargo como representante máximo de los valencianos demuestra la ruindad y la bajeza de alguien que nunca debió de llegar a la política ni al honorable cargo que supone representar a un gran pueblo como es el valenciano. Mazón representa todo a lo que no debe llegar un ser humano y al grado de putrefacción al que a llegado la política. El presidente autonómico está ya amortizado, políticamente hablando, interés personal, de partido, aforado o no, el caso es que la estrategia del tipo que sea, está manchando a toda una generación de políticos en donde la cobardía, entre otros calificativos, se escribe con mayúsculas. No soy yo el que descalifica a este señor, el mismo se ha descalificado y ello le perseguirá a lo largo de toda su vida. Esa será su gran desgracia. 
 

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