La aprobación del programa de Modernización de Media Vida (MMV) de las fragatas F-100 clase ‘Álvaro de Bazán’ marca un nuevo hito para la industria naval gallega y para la Ría de Ferrol, donde se acometerán todas las tareas de renovación. El Consejo de Ministros ha autorizado la orden de ejecución de este ambicioso proyecto, valorado en 3.200 millones de euros, con el objetivo de extender la vida operativa de los buques hasta 2045 y garantizar que la Armada Española mantenga una posición tecnológica de referencia en el ámbito internacional..
El programa, con una duración prevista de diez años (120 meses), se desarrollará íntegramente en los astilleros de Navantia en Ferrol, los mismos en los que fueron construidas las fragatas F-100 entre 2002 y 2012. Esta decisión refuerza el papel estratégico de la ciudad gallega como centro clave de la construcción y modernización naval militar en España, y se espera que suponga un impulso económico y laboral de gran magnitud para toda la comarca.
De acuerdo con las estimaciones oficiales, la modernización de las cinco unidades tendrá un impacto medio anual de 215 millones de euros en el PIB, además de generar alrededor de 3.500 puestos de trabajo entre empleos directos, indirectos e inducidos. Este refuerzo económico no solo consolidará la carga de trabajo en la Ría de Ferrol durante la próxima década, sino que sostendrá el tejido industrial y tecnológico local, potenciando la competitividad del sector naval gallego.
El plan se enmarca dentro del Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, aprobado por el Gobierno el pasado mes de abril, como parte de una estrategia más amplia de modernización de las capacidades de las Fuerzas Armadas. Su propósito es mantener el potencial militar y tecnológico de España en un contexto de crecientes exigencias internacionales en materia de seguridad y defensa.
El programa MMV se centrará en actualizar sistemas clave de las fragatas para eliminar obsolescencias y mejorar su operatividad, eficiencia y capacidad de respuesta en entornos de alta exigencia. Entre los trabajos que se prevén figuran la renovación de los sistemas de combate, comunicaciones, sensores y armamento, además de la mejora de la habitabilidad, la eficiencia energética y la sostenibilidad de los buques. Estas actuaciones permitirán que las fragatas sigan siendo plenamente operativas durante al menos dos décadas más.
Las F-100, diseñadas y construidas por Navantia para la Armada Española, son referentes en la ingeniería naval militar europea. Su reconocimiento internacional se debe, en gran parte, a que fueron las primeras fragatas europeas en integrar el sistema de combate AEGIS, una tecnología estadounidense de última generación que permite la detección y neutralización simultánea de amenazas aéreas, submarinas y de superficie. Este sistema constituye el núcleo tecnológico del programa y uno de los elementos que más evolucionará en el proceso de modernización.
Las fragatas F-100 se construyeron en la factoría de Ferrol entre finales de los años 90 y la primera década de los 2000, con entregas escalonadas entre 2002 y 2012. Todas fueron levantadas en los astilleros entonces de Izar, hoy Navantia, en la ría de Ferrol.
En concreto, la F-101 Álvaro de Bazán fue botada en el año 2000 y entró en servicio en 2002, marcando el inicio de la serie y la incorporación de España al reducido grupo de marinas con fragatas equipadas con el sistema AEGIS. A lo largo de los años siguientes se completó la construcción y entrega de las F-102, F-103 y F-104, hasta culminar con la F-105 Cristóbal Colón, cuya construcción comenzó hacia 2006 y que se incorporó a la Armada en 2012, cerrando la serie.
Ricardo Domínguez, presidente de Navantia, subrayó que el proyecto de modernización garantiza que España mantenga sus capacidades “en la vanguardia tecnológica de la defensa naval”. A su juicio, la actuación sobre las F-100, junto con la construcción de las nuevas fragatas F-110. Domínguez destacó además que la colaboración entre el Ministerio de Defensa y Navantia refuerza la soberanía industrial y el liderazgo tecnológico del país en un sector altamente competitivo.
Las F-100 clase ‘Álvaro de Bazán’ son fragatas multipropósito diseñadas para operar en escenarios de máxima exigencia, con capacidades avanzadas en defensa aérea, antisubmarina y antisuperficie. Entre sus misiones se incluyen la protección integral de la flota, la defensa de grupos navales, y la operación como buques insignia de mando y control. Gracias a su tecnología y diseño, son capaces de integrarse en flotas de la OTAN y participar en operaciones internacionales, lo que ha contribuido de forma decisiva a la proyección exterior de la Armada Española.
La modernización integral permitirá también homologar parte de sus capacidades con las futuras F-110, generando sinergias tecnológicas y logísticas que fortalecerán la interoperabilidad de la flota española. Además, el proceso servirá para incorporar nuevas herramientas de digitalización, inteligencia artificial y mantenimiento predictivo, áreas en las que Navantia está apostando de manera decidida como parte de su estrategia de transformación industrial.
Para Ferrol y su entorno, el proyecto se percibe como una inyección de estabilidad y dinamismo económico, especialmente relevante en un contexto de transición industrial. La actividad derivada del programa MMV asegurará una década de carga de trabajo sostenida, y se espera que tenga efectos positivos sobre sectores auxiliares como la metalurgia, la electrónica, la logística y el diseño tecnológico. La cadena de valor local se verá reforzada, consolidando a la comarca como epicentro de la construcción naval militar en el Atlántico europeo.
El avance de este programa se sumará a los trabajos ya en marcha en los astilleros ferrolanos con las F-110, cinco nuevas fragatas de última generación que están llamadas a sustituir progresivamente a las actuales F-80. Ambas líneas de trabajo –la construcción de las F-110 y la modernización de las F-100– configuran un horizonte de actividad sostenida en Navantia Ferrol hasta mediados de la próxima década, situando a Galicia en el centro neurálgico de la innovación naval española.