Flores dedicó la parte central de su presentación a cuestionar duramente el convenio para impartir la titulación de Medicina en otras universidades gallegas. La candidata advirtió sobre la debilidad que, a su juicio, supone esta fragmentación. Fue tajante al asegurar que "no tendría sentido ahora mismo poner la titulación en tres sitios", argumentando que experiencias previas han demostrado que este tipo de divisiones "lo único que hace es debilitarnos".
La catedrática se posiciona así en la controversia que enfrenta desde hace meses al rectorado actual y a la Facultad de Medicina con la Xunta de Galicia. El gobierno gallego defiende la medida como una solución a la falta de facultativos en el Sergas, mientras que la facultad compostelana la rechaza frontalmente, alegando que perjudica la calidad formativa y no soluciona los problemas estructurales de la sanidad pública. Flores ha reiterado su apoyo explícito al sentir mayoritario del centro.
El principal reproche de la candidata se centra en el procedimiento. Aseguró que la negociación "simplemente se hizo con los estadios superiores", lamentando la falta de consenso. Flores señaló que "quizás faltó un poco" de diálogo, ya que "no se habló con todos los involucrados", mencionando específicamente a profesores y estudiantes. Prometió, en caso de ser elegida, llegar al rectorado con "ganas de dialogar" para reconstruir los puentes rotos.
Impulso a Lugo y liderazgo distribuido
Además del método, Flores alertó sobre las consecuencias académicas del acuerdo. Subrayó que "no están bien resueltas muchas cosas" en el convenio firmado. La mayor preocupación es la incertidumbre que genera en el alumnado actual, ya que, según la candidata, todavía no está claro si los estudiantes que ya están cursando sus estudios podrían verse obligados a trasladarse a otras universidades para continuar su formación.
Más allá de la polémica sanitaria, el proyecto de Flores identifica otro desafío prioritario: la revitalización del Campus Terra de Lugo. La catedrática de Física considera que las instalaciones lucenses "perdieron la relevancia que tenía" durante los últimos años. Por ello, una de las líneas maestras de su programa será devolver el impulso a este campus como parte fundamental de la estructura universitaria.
Para lograr estos objetivos, Flores propone un modelo de gobernanza basado en un "liderazgo centralizado, pero también distribuido". Su visión, explicó, es trabajar con una perspectiva a largo plazo. "Vamos a trabajar para tener una universidad que nos gustaría tener dentro de 10 años", afirmó, buscando una institución de la que la sociedad pueda "sentirse orgullosa" y en la que confiar la educación de futuras generaciones.
Un equipo para el cambio y un gesto simbólico
La presentación de la candidatura se realizó mediante un acto simbólico frente al Colegio de San Xerome, en la Praza do Obradoiro. Aunque el registro oficial se completa de forma telemática, Flores quiso mantener este gesto tradicional. "Pienso que hay algunas costumbres que se deben mantener", remarcó la candidata ante los medios de comunicación.
En este acto, Maite Flores estuvo arropada por los académicos que formarían su equipo de gobierno en caso de ganar las elecciones. Entre ellos figuran Dulce María García Mella como secretaria xeral; Luís Quintela Arias para el vicerrectorado del Campus de Lugo; Inés Sánchez Sellero para Profesorado; y Francisco Otero Espinar en Investigación. El equipo se completaría con Carme López Calderón (Cultura y Estudiantes), Carlos Montes Piñeiro (Titulaciones) y Miguel Vázquez López (Internacionalización).
Al ser preguntada por el resto de aspirantes al rectorado, Flores mostró un tono conciliador. La catedrática valoró positivamente a cualquier persona que decida "dar un paso al frente" en la actual coyuntura de la USC. Consideró "muy bueno" que existan candidatos con "espíritu institucional" y voluntad de "sacarla adelante", en referencia a los complejos retos que afronta la universidad compostelana.