La mañana de este jueves ha servido para confirmar, una vez más, la estabilidad institucional del Real Club Deportivo de La Coruña SAD bajo el paraguas financiero de Abanca. La Junta General Ordinaria de Accionistas, celebrada de manera telemática a las 9:00 horas, ha sido un trámite rápido y sin sorpresas donde se ha dado luz verde a la gestión del Consejo de Administración.
Con una representación del 99,72% del capital social, la entidad bancaria ha hecho valer su posición hegemónica para aprobar, con más del 99,9% de los votos, todos los puntos del orden del día, ratificando así unas cuentas anuales que reflejan la ambición del proyecto en su intento, por ahora frustado, de volver a primera división.
Hay que tene en cuenta que las asambleas de accionistas del Deportivo en realidad son un trámite. El dueño de Abanca Juan Carlos Escottet posee prácticamente la totalidad del club a través del banco. El Deportivo debía muchísimo dinero a Abanca y otras entidades. En lugar de cobrarlo en efectivo (que el club no tenía), el banco canjeó esos préstamos por acciones.Para sanear el club, primero redujeron el valor de las acciones de los antiguos socios a casi cero (0,08 € por acción) para limpiar pérdidas, y luego Abanca inyectó millones de euros nuevos (como los 35 millones de la ampliación de 2024), quedándose con todo el pastel en una operación acordeón.
Aunque el club ha presentado unos números rojos de 6,99 millones de euros, desde la Plaza de Pontevedra se transmite un mensaje de tranquilidad absoluta, enmarcando este resultado negativo dentro de un plan de crecimiento controlado. Estas pérdidas., argmentan, no son fruto de la improvisación, sino consecuencia directa de una inversión estratégica calculada para modernizar el club y asentar las bases de un futuro en Primera División.
La reciente capitalización de deuda por valor de 70 millones de euros y la inyección adicional de otros 35 millones aprobada el pasado verano han sido movimientos clave. Gracias a este músculo financiero, el Deportivo ha logrado un hito fundamental para su viabilidad a largo plazo: abandonar definitivamente el concurso de acreedores que lastraba su operativa, devolviendo al club a una situación de normalidad mercantil y solvencia patrimonial.
Cimientos de hormigón y talento joven
El desglose de los gastos revela dónde ha puesto el foco la directiva blanquiazul: en el patrimonio físico y humano. La partida más destacada en el capítulo de inversiones corresponde a la Ciudad Deportiva de Abegondo, donde se han ejecutado más de 13 millones de euros en el último año. Este desembolso forma parte de un ambicioso plan director que contempla alcanzar los 40 millones de inversión para 2027.
Las mejoras son ya palpables para la cantera y el primer equipo, con la renovación de cinco terrenos de juego, incluyendo superficies híbridas, y la modernización de edificios y equipamientos tecnológicos de alto rendimiento.
En el plano deportivo, la apuesta por la continuidad y la calidad ha supuesto un esfuerzo económico notable. El coste de la plantilla se ha disparado desde los 10,6 hasta los 17,5 millones de euros, una cifra necesaria para competir con garantías en LaLiga Hypermotion. Sin embargo, el dato más revelador de la nueva filosofía del club es la resistencia ante el mercado: el Deportivo rechazó ofertas mareantes por sus perlas, destacando una propuesta cercana a los 35 millones de euros por Yeremay.
Esta decisión subraya que la prioridad actual es la retención de talento por encima de la plusvalía inmediata, buscando consolidar un bloque competitivo.
Los ingresos, por su parte, han respondido a la enjundia del club y a su gran masa social. La facturación se ha duplicado respecto a la etapa en Primera RFEF, superando los 21 millones de euros. El salto al fútbol profesional ha multiplicado los derechos televisivos, que han pasado de ser residuales a rozar los seis millones, mientras que la fidelidad de la afición y el área comercial siguen siendo el motor del club, aportando el grueso de la facturación.
La inyección de LaLiga y la solvencia bancaria
Para sostener este ritmo de crecimiento, el club también se ha apoyado en herramientas financieras externas como el acuerdo con CVC, conocido como LaLiga Impulso. El Deportivo tiene acceso a una bolsa de 33,6 millones de euros, de los cuales ya ha dispuesto de casi nueve millones durante el ejercicio analizado. Estas condiciones de financiación son en teoría ventajosas, con un interés al 0% y un plazo de amortización de casi medio siglo, lo que permite acometer obras estructurales sin asfixiar la tesorería a corto plazo, aunque implica comprometer un pequeño porcentaje de los derechos audiovisuales futuros.
La fotografía financiera actual muestra un patrimonio neto que ha escalado hasta los 55,7 millones de euros. Este saneamiento ha permitido también un crecimiento en la estructura corporativa, que ha pasado de 144 a 185 trabajadores en apenas doce meses. El club no solo crece en el césped, sino también en las oficinas, reforzando áreas clave para dar servicio a una masa social que supera las 200 peñas activas
Con las cuentas aprobadas y la estabilidad garantizada, la mirada de la directiva se dirige ahora hacia los retos pendientes fuera del terreno de juego. Uno de los frentes abiertos más relevantes es la negociación para extender la polémica concesión del Estadio Abanca-Riazor más allá de 2049. Las conversaciones con el Concello da Coruña son vitales para asegurar la explotación del recinto a largo plazo, un activo que contablemente tiene un impacto significativo. La intención del club es blindar su hogar para seguir desarrollando proyectos que generen arraigo social y recursos atípicos.
Entre esos planes de futuro inmediato destaca la creación del nuevo museo del club y la mejora de las instalaciones del estadio, con una partida presupuestaria de cinco millones de euros y una fecha de inauguración prevista para 2026. La Junta de este jueves, sin votos en contra ni voces disidentes —algo lógico dada la estructura accionarial—, ha servido para ratificar que el Deportivo ha dejado atrás los tiempos de supervivencia para afianzarse en una fase de reconstrucción. El objetivo es claro: asumir pérdidas hoy para edificar el retorno a Primera mañana.