Planta de Amazon en O Porriño

El conflicto estalla en un punto neurálgico para la distribución en el sur de la comunidad, donde cerca de un centenar de operarios están llamados a detener su actividad. La organización sindical mayoritaria en el centro de O Porriño, la CIG, sostiene que existe una insoportable sobrecarga de tareas debido a que no se cuenta con el personal suficiente para cubrir el volumen de pedidos actual. Esta situación, explican, deriva en ritmos de trabajo que califican de desmesurados, afectando directamente a la salud física y mental de quienes deben garantizar que cada paquete llegue a su destino en el tiempo prometido por la plataforma.

 

VERSIÓN DE LA COMPAÑÍA

Desde la otra parte,  Amazon en España defiende con firmeza su gestión en la planta gallega y asegura que el entorno de trabajo es puntero en cuanto a seguridad y modernidad. Subrayan que ofrecen condiciones económicas muy superiores a las marcadas por el convenio provincial del sector logístico en Pontevedra.

 

Según sus datos, un empleado que acaba de incorporarse a la estación de O Porriño percibe mensualmente más de 1.500 euros brutos, una cifra que dicen se complementa con un paquete de beneficios adicionales que incluye seguros médicos privados, planes de pensiones y permisos parentales ampliados.

 

Paquete Amazon

 

La importancia de Amazon en el tejido comercial de nuestro país es incuestionable, especialmente cuando se acerca la Nochebuena y los regalos de Rey. La empresa ha tejido una red de distribución en España que combina grandes centros de almacenamiento con estaciones de "última millaa" como la de O Porriño, esenciles para que el engranaje funcione con la precisión quirúrgica de la que presume Amazon. 

 

En Galicia, este centro es el motor de los envíos en las Rías Baixas, y cualquier alteración en su funcionamiento puede provocar un efecto dominó en los ajustados  plazos de entrega de miles de usuarios gallegos que confían en la rapidez del servicio para sus compras navideñas.

 

El modelo de negocio de la firma estadounidense suele estar bajo la lupa mediática por sus políticas de recursos humanos y su resistencia a las demandas sindicales sindical. En conflictos previos en otros puntos de la geografía española, como el histórico centro de San Fernando de Henares, se ha visto un patrón similar de negociación tensa y huelgas estratégicas en fechas señaladas como el Black Friday o las navidades. Mientras los sindicatos denuncian una precarización del empleo mediante contratos flexibles, la empresa suele responder resaltando las oportunidades de promoción interna y la inversión constante en la formación de sus plantillas.

 

En el caso específico de O Porriño, la CIG ha sido muy contundente al describir la realidad de la nave, señalando que la empresa, dice, abusa de fórmulas de contratación parcial o de figuras como los fijos discontinuos para cubrir picos de demanda. Para el sindicato nacionalista, estas prácticas son un claro ejemplo de explotación laboral que permite a la multinacional aumentar sus beneficios millonarios a costa de la precariedad de los trabajadores gallegos. Incluso mencionan que se están realizando jornadas en domingo que no reciben la remuneración correspondiente, lo que agrava el malestar general del comité.

 

Seguridad laboral bajo la lupa

La cuestión de la salud de los trabajadores es otro de los puntos de fricción donde las versiones de ambas partes chocan frontalmente. Mientras los representantes de los empleados denuncian graves incumplimientos en materia de prevención de riesgos y una falta de respuesta por parte de la dirección ante estas quejas, la compañía recuerda que el pasado 25 de septiembre se realizó una inspección de trabajo oficial en las instalaciones pontevedresas que concluyó sin ningún requerimiento adicional, lo que para ellos avala la seguridad de sus procesos.

 

Además de los resultados de este otoño, la multinacional recalca que el año pasado otra inspección confirmó que el centro de O Porriño cumple escrupulosamente con toda la legislación laboral vigente. Sin embargo, el comité de empresa insiste en que la dirección conoce los problemas desde hace meses y ha optado por ignorar las demandas de diálogo, lo que les ha empujado a convocar la concentración del día 23 a las diez de la mañana frente a la planta.

 

A pesar de la convocatoria de paro, la multinacional ha querido enviar un mensaje de tranquilidad a sus clientes en Galicia. Aseguran que su compromiso con la promesa de entrega se mantiene firme y que han diseñado planes para garantizar que la actividad de negocio continúe con normalidad. 

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