Este compromiso, sellado el pasado 18 de diciembre de 2025, establece un marco de actuación que afecta directamente a la pastera situada en la ría pontevedresa, así como a las oficinas centrales que la firma mantiene en Galicia. El acuerdo alcanzado también incluye a los centros administrativos de Navia y Madrid, lo que evidencia una reestructuración de carácter corporativo y técnico.  

 

El calendario establecido para la salida de los trabajadores es amplio, con el objetivo de facilitar una transición ordenada y adaptada a las necesidades operativas de la pastera. Según lo estipulado, las desvinculaciones laborales podrán realizarse de forma escalonada desde el primer día de enero de 2026 hasta finales de diciembre de 2027. 

 

En este sentido, la dirección de Ence se reserva la facultad de decidir el momento exacto en el que cada operario abandonará su puesto, manejando un calendario de ejecución de dos años que permite una reorganización progresiva de sus recursos humanos. 

 

Protesta del comité de Ence en Santiago durante las jornadas de huelga y movilizaciones que lograron paliar el impacto del ERE en Lourizán

El impacto en la Ría de Pontevedra

Uno de los puntos más relevantes del pacto, y que ha sido fundamental para evitar el conflicto directo, es el carácter no forzoso de las bajas. La compañía pretendía inicialmente suprimir 39 empleos en la factoría de Lourizán, pero la presión sindical, con varias huelgas, ha logrado reducir esa cifra a 35 puestos.

 

Lo más destacado es que, tras las huelgas y protestas, se ha blindado el principio de que estas bajas exclusivamente voluntarias sean la única vía para cumplir el cupo, lo que implica que no habrá despidos impuestos de forma unilateral si se alcanza el número acordado mediante adscripciones libres de los trabajadores.

 

No obstante, la incidencia de este ajuste es notablemente superior en Galicia que en el resto del grupo empresarial. Mientras que a nivel global el recorte afecta a poco más del 4 % de la plantilla total de Ence, en la planta de Pontevedra la situación es más sensible. Si tenemos en cuenta que la fábrica cuenta con unos 282 empleados fijos de plantilla, la salida de 35 personas supone que se verá afectado prácticamente el 14 % de su personal estructural. Esta incidencia en la fábrica de Lourizán demuestra que el centro gallego asume el mayor peso del recorte de personal dentro de la estrategia de ahorro de la compañía.

 

El ámbito de aplicación del expediente de regulación de empleo no se limita exclusivamente a la producción de celulosa, sino que abarca diversos departamentos de soporte y gestión. La reestructuración busca simplificar la estructura jerárquica y operativa de la firma en sus centros de trabajo afectados, integrando funciones que hasta ahora se repartían entre las oficinas gallegas y las sedes de Madrid y Asturias.  

 

Desde el punto de vista corporativo, Ence justifica este ajuste como una pieza indispensable dentro de su hoja de ruta estratégica para los próximos años. La compañía se encuentra inmersa en la aplicación de su Plan de Eficiencia y Competitividad 2025-2027, un programa que busca modernizar los procesos productivos para asegurar la viabilidad de sus instalaciones a largo plazo. Según la información remitida a los reguladores financieros, este plan es la respuesta de la empresa a un entorno de mercado cada vez más exigente donde la reducción de costes operativos se ha convertido en una prioridad absoluta.

 

El factor tecnológico juega un papel determinante en este nuevo escenario laboral, ya que la empresa apuesta decididamente por la digitalización. La estrategia se fundamenta en el despliegue de herramientas avanzadas de inteligencia artificial y automatización, así como en una reingeniería profunda de los métodos de trabajo. Estas innovaciones, dice ENCE, permitirán realizar las mismas tareas con una menor carga de personal presencial, optimizando el rendimiento de la planta pontevedresa y reduciendo los tiempos de respuesta en la cadena de suministro y producción.

 

La viabilidad financiera de este proyecto de transformación requiere un esfuerzo económico inicial, pero la empresa espera recoger los frutos en un plazo breve. Se estima que la implementación de estas medidas de eficiencia conllevará un desembolso de unos 20 millones de euros durante el próximo bienio. Sin embargo, el objetivo final es lograr un ahorro recurrente en los costes de caja que se sitúe en torno a los 22 euros por cada tonelada de celulosa producida. La dirección vincula directamente el éxito de este plan a la superación de los cuatro trimestres de resultados negativos que la pastera ha encadenado recientemente, lastrada por la volatilidad de los precios y el aumento de los costes energéticos.

 

Seguimiento y futuro de la factoría

Para garantizar que el acuerdo se cumple según lo pactado y para analizar el impacto real de la automatización en el día a día de la fábrica, se ha establecido un mecanismo de control. Empresa y sindicatos han acordado volver a sentarse a la mesa en un plazo de seis meses para realizar una evaluación del proceso de forma conjunta. 

 

Actualmente, el grupo Ence sostiene una estructura laboral de aproximadamente 1.245 trabajadores fijos, según los últimos informes de sostenibilidad disponibles. La reducción de plantilla planteada en Galicia se enmarca en un contexto de transformación del sector industrial, donde la digitalización está alterando las plantillas tradicionales. 

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