El entorno de la Subdelegación del Gobierno en Ourense se convirtió este lunes en el epicentro de una reivindicación que vuelve a poner el foco en las dificultades del campo gallego. Desde las 15.45 horas comenzaron a llegar al centro de la ciudad decenas de tractores y vehículos procedentes de comarcas como A Limia (Ourense) y Deza (Pontevedra). El convoy había partido a media mañana desde el polígono de San Cibrao das Viñas, con el objetivo de visibilizar el hartazgo del sector agroganadero ante las políticas europeas.
La protesta, convocada bajo los lemas ‘Gandeiros Unidos. Sen campo, a cidade non come’ y ‘Basta xa. Están a matar o rural’, bloqueó varios carriles de las calles Xoán XXIII y Concello, provocando importantes retenciones en el tráfico. La presencia policial fue constante, mientras los motores y cláxones resonaban en las inmediaciones de la Subdelegación del Gobierno, donde los manifestantes insistían en que “non marcharán ata que haxa cambios reais”.
Contra el acuerdo con Mercosur
El descontento se centra en la firma del acuerdo comercial entre la UE y los países del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), considerado por el sector como una amenaza directa a la ganadería europea. Según explicó a Europa Press Adrián Riádigos, presidente de la asociación Gandeiras e Gandeiros Galegos (ELES ELAS), el tratado implicaría “un cambio de modelo alimentario” que perjudicaría al campo gallego y europeo al permitir la entrada de productos de terceros países con estándares de producción diferentes.
Los ganaderos gallegos alertan de que el pacto situaría a los productores europeos en una posición de desventaja respecto a los mercados sudamericanos, donde los costes y las normativas medioambientales son distintos. Defienden una PAC que garantice precios justos para sus productos, ayudas estables y condiciones de competencia equilibradas. Además, exigen mayor control de la fauna salvaje, especialmente del jabalí, al que acusan de provocar graves daños en las explotaciones.
La defensa del rural gallego
En el fondo de las reivindicaciones está la defensa de un rural gallego que se siente abandonado. Los ganaderos denuncian la falta de servicios básicos, el aumento de los costes de producción y la dificultad para el relevo generacional en un sector clave para el mantenimiento del territorio. Reclaman que las administraciones actúen para garantizar un futuro viable en las zonas rurales, que consideran “en peligro de desaparición”.
No es la primera vez que Ourense vive una movilización de este tipo. Durante el Entroido de 2024, el mismo grupo de ganaderos protagonizó otra tractorada en la ciudad, que duró varios días y contó con la participación de agricultores de toda la provincia. Entre ellos estaba Miguel Gómez, un ganadero de Maceda, quien también se ha sumado en esta ocasión a las concentraciones.
Por el momento, la Subdelegación del Gobierno no ha emitido declaraciones sobre las peticiones del sector. Mientras tanto, los ganaderos mantienen su protesta estacionaria en el centro de Ourense, a la espera de que “alguien venga a decirnos que algo va a cambiar”. La imagen de los tractores detenidos junto a los edificios oficiales resume la tensión de un sector que exige ser escuchado en Galicia y en Bruselas.