Colau, Badía, oposiciones: ¿Y la ética dónde está?

Carmen P. Flores

Hacía tiempo que lo sospechaba, ahora está confirmado. Hay políticos, unos cuantos, especialmente esos que llegan a la política denunciando lo mal que lo hacen los partidos de siempre, que la corrupción que los envuelve. Eso les lleva a predicar que ellos entran en política para regenerarla, cambiar los malos hábitos, abrir las ventanas para que entre el aire que ha de traer el cambio y la apuesta por todo lo público para que los “capitalistas” no sigan llenándose los bolsillos con el “sudor” de la frente de los trabajadores. ¡Qué bonito suena! Y cuánta gente se lo ha llegado a creer. Esto es la teoría del populismo chusquero de unos cuantos comediantes que han descubierto que vivir de la política es más lucrativo: unos sueldos que nunca en sus vidas podrían haberlos conseguido en las empresas privadas porque hay que trabajar, no figurar. La política es concebida como su modo de vida, el suyo. No es un servicio a las personas para mejorar sus vidas. No sé quién dijo que “para saber si alguien tiene ética, no hay que preguntarle por su carné, sino por su comportamiento”. El ejemplo no es lo principal para influir en otros, es lo único, aunque muchos se olvidan de ello cuando comprueban lo bien que sienta el cambio de status.


La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en una foto de archivo.

Ada Colau @ep


Los Comunes gobiernan en el ayuntamiento de Barcelona, junto a los socialistas y gracias a la generosidad del exprimer ministro francés y ya exconcejal breve, Manuel Valls, con grupo que decidió que era mejor que gobernaran esos dos partidos que ERC. De esta manera, Ada Colau se convirtió en alcaldesa de la capital de Catalunya. Ella fue en su día la primera portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que la llevó a convertirse en una “líder social” gracias a sus apariciones frecuentes en los medios de comunicación. Ese trabajo no lo hizo gratis , sino cobrando un sueldo, como coordinadora del proyecto de la ONG Observatori de Drets Econòmics Socials i Culturals.  El salario era de 1.973 euros mensuales, que pagaba el Ayuntamiento de Barcelona en la etapa de Xavier Trías como alcalde. Todo ese periodo mediático fue aprovechado por Colau para llegar a la alcaldía donde se creyó ser la reina del Mambo como hemos podido ir comprobando. A los pocos días de tomar posesión de su cargo empezaron las contrataciones de amigos, familiares y militantes sumisos. Pasando de la teoría a la práctica, se rodeó de un coro celestial y un cuadro de palmeros. Atrás quedaron las promesas, el código ético y los slogans de campaña. Así empezó a desmontarse el “efecto” Colau y su falta de ética. En estos tres años de gobierno, de la primera mujer alcaldesa de Barcelona, ha dejado en evidencia que su gestión es la peor que ha hecho ninguno de sus antecesores democráticos: enfrentamientos con sectores de la ciudad, la PAH la tiene en contra los comerciantes, la guardia urbana, y un largo etc. Además de tener el triste “honor” de ser la primera edil que menos viviendas sociales ha construido, cosa que resulta sorprendente después de su activismo en “social”.


La Barcelona modelo de casi todo ha dado paso a la Barcelona decadente, sucia y provinciana, sin un proyecto de futuro. “El hombre que mucho promete, mucho olvida”, decía Thomas Fuller, un predicador británico, erudito él, con gran sentido del humor y conocimiento de causa. Fuller vivió en el siglo XVII. ¡Quién lo diría!, viendo la actualidad de su frase.


Ahora, cuando faltan pocos meses para las elecciones municipales, y algunos creen que se les puede terminar el “trabajo”, ellos que tanto han “defendido” lo público, no quieren dejarlo. El ejemplo más escandaloso lo ha protagonizado el regidor estrella, Eloi Badía, el “aguado” que aspira a una plaza fija de funcionario en el ayuntamiento donde aún es concejal, un hecho que aparte de ilegal no es muy ético que digamos. Pero los aspirantes por parte de los comunes de Colau a un puesto fijo son números: Vanesa Valiño, pareja de Gerardo Pisarello, ahora diputado en el Congreso y exconcejal en el ayuntamiento de Barcelona; Enrique Gornés, jefe de gabinete de Badía; Marc Rius, jefe de gabinete de la teniente de alcalde, Janet Sanz; Roger Clot, asesor de Janet Sanz; Carles Spa, asesor del área de presidencia y Tatania Guerrero, pareja de Eloi Badía. Como se puede comprobar, todo queda en familia y en cuanto a las familias, las suyas son las más importantes, lo que demuestra que les importa tres pepinos el código ético, la ley electoral- a los regidores- y cómo la caridad empieza por uno mismo, no han dudan en aplicárselo. Algunos afirman que lo que ha hecho Badía es lega l -incluido algún medio de comunicación muy subvencionado- cosa que es mentira, pero además es que no es ético. Alguien dijo que “es más importante la ética que las leyes”. Hay que recordar que Marx y Engels no basaron su defensa del comunismo en valores éticos y morales, sino que criticaron a aquellos que lo hicieron. Los Comunes beben de esas fuentes ideológicas.


La alcaldesa Colau pasará a la historia también por el gran escándalo que suponen las oposiciones de sus compañeros, amigos y “familiares”, que no le quepa la menor duda. Resulta sorprendente e incomprensible el silencio - ¿cómplice?- de la oposición y el socio de gobierno. ¿Por qué será?


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