La salvación estaba dentro de un queso...de Arzúa-Ulloa

Con queso todo se lleva mejor. En Arzúa lo saben bien y han convertido a este producto en un pilar de su economía, de su gastronomía, de su cultura y, en definitiva, de su forma de ser. Adentrarse en la ‘Terra do Queixo’ es asumir el riesgo de que uno puede salir de allí rodando, extasiado de tanta tentación para el paladar. Especialmente peligroso es arrimarse por allí este fin de semana, durante la celebración de una Festa do Queixo que enfila su 49 Edición, si estamos a dieta o si hemos empezado antes de tiempo la operación bikini. El consejo es dejar a un lado la báscula por unos días y zambullirse en este territorio de sabor. Y la queso. 

QUESO…Y MÁS QUE QUESO

De Arzúa, do Cebreiro, de Francia, de Italia, con nueces, con arándanos, con miel, picantes, adobados…quesos con denominación de origen, de todos los tipos, gustos y colores. Los de la D.O.P. Arzúa-Ulloa son los protagonistas, pero también encontramos anchoas, o aceites, o galletas, o cualquier cosa con la que se nos ocurra acompañar a los cientos y cientos de quesos que ocupaban los más de 60 expositores de un Recinto Ferial que, otro año más, se quedó pequeño para la altísima demanda. 

Con todo, el éxito de la Feira do Queixo va más allá de los muros de esa infraestructura. Se puede ver en los cafés y bares, abarrotados, en las calles, con puestos ambulantes de comida, artesanía o juguetes, y en las churrerías o pulperías dispuestas por allí y por allá. Se trata de un fin de semana de celebración y que llega a todos los rincones del municipio.

NI UN ALFILER EN EL FESTIVAL DO QUEIXO

Sin embargo, el plato fuerte de la propia Feira trasciende a su componente gastronómico. Es una cita que enaltece a la cultura y el Festival do Queixo es de un tiempo a esta parte un gran atractivo para el público por la calidad de un cartel que, año a año, genera más interés y expectativa en las semanas previas al anuncio de la programación. Este año, el festival arrancó con Tu Futura Ex Mujer, Grande Amore, La Plazuela y Arde Bogotá, estos dos últimos las grandes apuestas del panorama nacional para esta edición y que hizo que muchos aguardasen en la cola desde las 19 horas, dos horas antes de la apertura de puertas del recinto; otros, en cambio, llevaban haciendo guardia desde el mediodía, temerosos de que no pudiesen acceder a la zona de escenarios.

Y, no fue para menos, porque la cola daba la vuelta al parque y algo más. Con un aforo para algo más de 3.000 personas fueron muchos los que se quedaron fuera y tuvieron que aguardar a la lluvia o ver a los artistas desde las escaleras del Recinto Ferial. La organización cumplió a rajatabla con las condiciones de la asistencia y la seguridad se encargó de que no hubiese aglomeraciones y que los más madrugadores pudiesen disfrutar de los conciertos sin agobios ni empujones.

Empezó la cita puntual con los ganadores del ‘Queixo Maquetón’, una iniciativa del festival para dar una oportunidad de lucirse a grupos menos conocidos pero con una gran proyección. Los carballeses Jaime, Iago, Dani y Manu aprovecharon y muy bien esa ocasión que les brindó Arzúa para ofrecer un concierto con el que hacer olvidar el frío y la lluvia.  El cuarteto, con canciones en castellano y gallego, integró al público en su dinámica gamberra, coreando “ayer no es hoy / no entiendo nada” o su ‘Pobre coma un can’.

Fueron los perfectos teloneros de La Plazuela, que también llegó a la terra do queixo con la sexta marcha puesta. Mérito de la presencia de los andaluces en Arzúa corresponde a la organización que apostó por ellos, pero también a “Vidalinho”, un héroe anónimo que, sin saberlo, sembró la posibilidad de que La Plazuela actuase en las fiestas de su pueblo cuando, durante su estancia en Granada, les insistía a los artistas, amigos suyos, que tenían que venir a tocar al corazón de Galicia.

Es posible que todo eso se lo dijese cuando aún no eran La Plazuela, sino un grupo de versiones llamado Lunares Negros, para el que también tuvieron un recuerdo. Un recuerdo para ese grupo extinto, pero sobre todo para todos aquellos que les decían que debían “buscarse un trabajo de verdad”. “Ahora podemos decir que vivimos de la música. Esto va por todos esos que con su cabezonería rompen el cristal”, reivindicaron El Indio y El Nitro, que junto a su banda trajeron lo mejor de Granada con su flamenco fusión, con toques pop y electrónicos. Especialmente singular la última media hora de concierto, donde se desmelenan y convierten la actuación en una rave en la que es muy difícil no participar. 

ARDE BOGOTÁ PRENDIÓ ARZÚA

Superada la medianoche llegaron los favoritos del público. Desde Cartagena, los Arde Bogotá caldearon una gélida noche de marzo. Unos cowboys de la A3 a los que les costó un poco más de la cuenta llegar a tierras gallegas, superando la ventisca que azotó algunos puntos de la geografía nacional, pero que una vez en Arzúa se dejaron ver también en la Feira ojeando los quesos y todos los productos gourmet. 

Ya en el escenario, la formación se dejó todo para combatir las que definieron como “temperaturas extremas”, ya que dijeron no estar acostumbrados “a estas latitudes”. Eso no les impidió reservarse ni un gramo de energía, porque prometieron que a Arzúa venían a bailar y a hacer bailar al respetable, que vibró con cada nota. Hubo tiempo para el desfase, con ‘Los Perros’ o ‘Abajo’, pero también para alguna lagrimilla con ‘La Salvación’ o ‘Copilotos’, temas que conmueven y revuelven sin importar si los has oído una o mil veces. El Cartagonova de 571-/9A puede que no, pero Arzúa sí la incendiaron. 

Ese es el mérito de Antonio y cía, que hacen que cada concierto sea nuevo. Y así será a partir de ahora, porque el de la Festa do Queixo era el último en este formato y para los siguientes -en Galicia tienen fechas confirmadas en el Ourensound, O Son do Camiño y Caudal Fest- tienen preparado un nuevo show.  

Los que quisieron alargar un poco más la noche pudieron hacerlo de la mano de Grande Amore, una de las revoluciones de la escena gallega. El de Valdouro es solo un ejemplo de la gran apuesta del festival por la música del país, ya que este domingo redoblarán la apuesta con De Vacas, Guadi Galego o Fillas de Cassandra, demostrando que la calidad de su cartel se enriquece con las bandas locales, fomentando así la lengua y el arte en una Galicia que, aunque sea durante un fin de semana al año, sabe a queso. Y qué rico que es.