El soberanismo tras las últimas elecciones generales

Imposibilitar ahora un gobierno de progreso (PSOE/Sumar) supondría correr el riesgo cierto de volver a situar el problema territorial en un contexto de alta conflictividad que en nada favorecería a las fuerzas soberanistas. Sería retroceder décadas

Independientemente de que el álgebra parlamentaria permita que sus votos sean decisivos para la formación del futuro gobierno español (PSOE/Sumar versus PP/VOX) las evidencias empíricas muestran que los soberanistas de los pueblos de España, excepto BILDU, tuvieron un mal resultado en las últimas elecciones generales: 700.000 votos menos, 9 diputados perdidos. No se pueden negar las evidencias.

En este nuevo escenario los soberanismos catalán, vasco y gallego, tienen en el horizonte político además de la formación del gobierno en España  una serie sucesiva de retos mayúsculos, las elecciones autonómicas. Unas convocatorias que, si no hay adelantos, se celebrarán en el 2023 en Galicia, en el 2024 en el País Vasco y en el 2025 en Catalunya.

En relación a estas últimas los resultados de estas elecciones generales vinieron a sembrar muchas interrogantes futuras que los soberanistas no deberían ignorar. Por caso, en Galicia el soberanismo (BNG)  sacó 1 so lo diputado (de un total de 23), mientras los partidos que apoyan a continuación del gobierno progresista (PSOE/SUMAR) sacaron 9 diputados y las derechas extremas una clara mayoría (13) que dibuja un escenario totalmente dominado por estas últimas. 

En el País Vasco (sin contar Navarra) el soberanismo mantiene la mayoría (10 diputados de un total del 18)  pero con un liderazgo compartido (BILDU: 5, PNV: 5) y siendo, por otra parte, el PSE la primera fuerza en votos.

En Catalunya las fuerzas soberanistas obtuvieron 14 diputados de un total de 48 siendo claramente superadas por las fuerzas que apoyaban al gobierno progresista de la anterior legislatura (PSC: 19, Comunes: 7). En las tres comunidades históricas estas fuerzas fueron superadas en votos bien por los partidos democráticos no soberanistas (en todas por el PSOE pero también, en dos casos, por Sumar) bien por las derechas extremas (PP). Un nuevo escenario que había debido obligarlas a revisar sus estrategias y alianzas si quieren mejorarlos resultados en las próximas elecciones autonómicas.

En relación al próximo gobierno en España sí resulta indiscutible que estas fuerzas tienen la llave de su composición (PSOE/Sumar versus PP/VOX) también no es menos cierto que su propio futuro dependerá en gran medida de la decisión que tomen. Sí optan por apoyar un gobierno progresista (PSOE/Sumar), sí dejan que gobiernen las extremas derechas (PP/VOX) o si provocan que se repitan las elecciones generales. Cualquiera de las tres opciones arrastra riesgos pero unos son mucho mayores que otros. 

Cuando gobiernan las izquierdas (PSOE/UP) la solución del llamado “problema territorial” puede encarrilarse por vías políticas, mientras que experiencias anteriores habían demostrado que se vuelve enormemente conflictivo cuando gobiernan las derechas extremas

Esta última legislatura dejó en evidencia que cuando gobiernan las izquierdas (PSOE/UP) la solución del llamado “problema territorial” puede encarrilarse por vías políticas, mientras que experiencias anteriores habían demostrado que se vuelve enormemente conflictivo cuando gobiernan las derechas extremas (PP): una conflictividad que incrementaría de decibelios sí VOX, de la mano del PP, llega al gobierno español. 

En este escenario imposibilitar ahora un gobierno de progreso (PSOE/Sumar) supondría correr el riesgo cierto de volver a situar el problema territorial en un contexto de alta conflictividad que en nada favorecería a las fuerzas soberanistas. Sería retroceder décadas.