Un parto difícil pero necesario

¿Y qué significa pactar? Muy sencillo, renunciar a parte de su programa y aceptar parte del de los socios, lo que implica que el programa de gobierno final no puede coincidir en su totalidad con lo presentado en la campaña electoral

Finalmente, en España hay un Presidente (el señor Pedro Sánchez) y un gobierno progresista (PSOE+Sumar) que repite. Un presidente y un gobierno que claramente no gustan, e incluso irritan, a la extrema derecha y a sus partidarios (judiciales, medios de comunicación, fuerzas de seguridad, aire católico...). Fue un parto difícil pero nadie debería decir que, por casualidad, es antidemocrático ("una dictadura") por dos razones fundamentales: es fruto de un pacto entre partidos democráticos del arco parlamentario (PSOE, SUMAR, PNV, BILDU, ERC, JxCAT, BNG, CC) y tendrá virtualidad política cuando el nuevo Gobierno sea finalmente nombrado por el Jefe del Estado, a propuesta de su Presidente (Art. 100, C.E.), algo que no parece estar en peligro porque cuenta con el apoyo necesario. También hay que destacar que la dificultad de dar a luz se ha visto magnificada por la enorme rivalidad política que existe entre ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) y JxCat (Junts per Catalunya), cada uno de los cuales busca en todo momento demostrar a los catalanes que en el panorama político español tienen mayor capacidad de influencia que su rival político ("a ver quién la tiene más grande").

 Las democracias sufren cuando los partidos políticos no responden a la voluntad del pueblo y, como está pasando ahora con el Partido Popular (PP), no reconocen las derrotas, algo que es la primera vez que ocurre en la democracia española

Un gobierno al que la derecha, una vez más, acusará de ilegítimo, algo que no resiste el contraste con la realidad. Este gobierno (PSOE+Sumar) contó con el apoyo de 179 diputados, tres más de la mayoría absoluta necesaria para poder gobernar y es decir, 7 diputados más de los que, casualmente, recibió la fallida investidura de Núñez Feijóo. Si a nivel parlamentario este gobierno gozará de toda la legitimidad, lo mismo sucede a nivel social (un total de 12,5 millones de votos que representan el 50,1% de los votos emitidos y casi 2 millones más que la derrotada coalición de derecha con 43, 5%). Un elemento muy importante porque las democracias sufren cuando los partidos políticos no responden a la voluntad del pueblo y, como está pasando ahora con el Partido Popular (PP), no reconocen las derrotas, algo que es la primera vez que ocurre en la democracia española porque nunca antes se había cuestionado el resultado de una elección. Por supuesto, las democracias también sufren cuando los partidos democráticos son acosados ​​o se intenta impedir que el Parlamento ejerza sus funciones.

En las elecciones del pasado 20J, los electores lanzaron un mensaje claro a los partidos políticos: "No nos gustan las mayorías absolutas, ni el bipartidismo, somos plurales política y territorialmente, así que hay que entenderse". Un mensaje que se vio reflejado en la pluralidad de partidos que integran el Parlamento español pero que no quisieron atender a la extrema derecha, he aquí el motivo de su derrota.

Una extrema derecha, sin parangón en Europa, que vuelve a equivocarse cuando acusa a Pedro Sánchez de mentir por no respetar el programa con el que se presentaron las elecciones. Vuelven a cometer un doble error: si algún partido político infringe sistemáticamente su programa electoral a la hora de gobernar es el Partido Popular (PP) y hay hemerotecas para comprobarlo. ¿Habría que recordar, por si acaso, los incumplimientos del señor Núñez Feijóo al frente de la Presidencia de la Xunta pese a contar con mayorías absolutas? ¿Necesitamos recordar los constantes incumplimientos del señor Mariano Rajoy durante su etapa como Presidente del gobierno español? ¿Cumple el PP sus compromisos electorales en gobiernos de coalición autonómicos y locales. ¿No llegó a afirmar que nunca gobernaría con Vox? 

También hay otro  elemento clave: para gobernar el PSOE y Sumar necesitaban pactar con varios partidos políticos como hicieron. ¿Y qué significa pactar? Muy sencillo, renunciar a parte de su programa y aceptar parte del de los socios, lo que implica que el programa de gobierno final no puede coincidir en su totalidad con lo presentado en la campaña electoral, elemental.

Se inauguró una legislatura sin precedentes, fruto de un parto difícil pero necesario. Una legislatura que pondrá a prueba la solidez de la nueva mayoría que tendrá que hacer frente a las rachas conservadoras procedentes de Europa, la estrategia subversiva de la extrema derecha española (PP/Vox) y el nerviosismo de los soberanistas catalanes (JxCat, ERC) a quienes les está afectando la proximidad de las elecciones autonómicas aunque no deben perder la perspectiva; o caminan de la mano de la nueva mayoría o tendrán que enfrentarse a la extrema derecha (PP/Vox) donde, dada la correlación de fuerzas, tienen todas las deperder.

Una nueva legislatura que, pese a ello, puede marcar un punto de inflexión en la democracia española si algunos de los problemas sistémicos e históricos empiezan a encontrar una solución democrática y progresista. Por cierto,  también debe tener continuación en muchas de las políticas de bienestar social.