El proyecto de Putin: más de 8 hijos por familia para nutrir al ejército

Carmen P. Flores

EuropaPress 5632116 12 december 2023 russia moscow russias president vladimir putin speaks
Vladimir Putin / ep

 

Hay situaciones que no tienen sentido que sucedan en pleno siglo XXI, donde se supone que la “liberación” de la mujer es un hecho que no tiene vuelta atrás. Eso es lo que la gente cree. Solo en los países donde las dictaduras siguen siendo el régimen que impera, las cosas no suceden así, por mucho que traten de disimularlo. Sino que se lo digan a las mujeres de Irán, Irak y todos los países donde los integristas han hecho retroceder los derechos de las mujeres - también del resto de la población-, privándolas de todo lo que habían conseguido. Es una vuelta a la Edad Media. Pese a las prohibiciones, no se rinden y aun sabiendo el coste que tienen sus protestas, siguen manteniéndolas. No están dispuestas a rendirse a renunciar, aunque les cueste la vida. 


Estos días, el todopoderoso presidente ruso y exmiembro del KGB, Vladimir Putin, pedía, mejor dicho, exigía a las mujeres de su país que tengan 8 hijos o más para hacer frente a la crisis demográfica que está sufriendo Rusia. Con ello pretende garantizar que el país cuente con un ejército fuerte dispuesto a luchar, o lo que es lo mismo, a morir por un malentendido patriotismo. Hay que recordar que a 30 de septiembre de este año el número de muertos en Ucrania del ejército ruso era de más de 300.000, y cada día siguen muriendo.


La idea de Putin es que los hombres vayan a la guerra y las mujeres se dediquen a sus “labores”: parir y criar a sus hijos que van a servir de carne de cañón en las guerras que el nuevo zar rojo quiere llevar a cabo para reconstruir la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La ambición de reconstruir el gran imperio es su mayor anhelo, con un alto precio de vidas humanas. Así gobiernan los dictadores. Decía el político, periodista y filósofo español del siglo XIX Juan Vázquez de Mella  que “uyn dictador no es más que un rey sin corona, pero que la anda buscando para sostenerse en el trono”. 


Pero el Zar Rojo - algunos lo llaman asesino – no está solo en ese futuro que tiene designado para las mujeres, muchos políticos de primera y segunda línea del régimen comunista - los aduladores del jefe-, se han pronunciado a favor de que las mujeres rusas abandonen los estudios para que se centren en el hogar. Hasta el presidente de la Duma - parlamento ruso- declaraba que “las niñas necesitan ser preparadas para la vida adulta”, y considera que su labor, es el de cocinar, llevar la casa, atender a sus maridos, parir como conejas para ofrecer más manos que empuñen fusiles para satisfacer las ansias expansionistas del líder. La mayoría de ellos serán sacrificados, la guerra solo lleva a la destrucción, la muerte.


La iglesia ortodoxa, que siempre ha estado ligada al poder, especialmente el jefe de la Iglesia, otra vez más le ha echado un cable al gobierno del Putin y aboga por la prohibición total del aborto para impulsar el crecimiento demográfico. Los clérigos tienen una gran incidencia en sus feligreses y desde los púlpitos los arengan. No obstante, a las madres que tienen a sus hijos en el frente o las que los han perdido no creo que les convenza mucho. Son muchos los miles de jóvenes que han muerto en la contienda.


Que los comunistas de Putin, los gerifaltes del régimen y la iglesia se otorguen la potestad de dirigir la vida de las mujeres demuestra que el totalitarismo sigue más vivo que nunca en el comunismo de Rusia. Un tema peligroso por la manera de actuar de Putin, quien no tiene el menor escrúpulo en que sus opositores, 100 hasta ahora, “mueran” en extrañas circunstancias que son calificadas de muertes naturales. 


Si las mujeres rusas son conminadas “amablemente” a traer hijos al mundo, sin que ellas quieran. Si se les prohíbe abortar, si su futuro está en sus casas haciendo “feliz” al marido y desgraciadas a ellas ante la falta de libertad de elegir lo que quiere ser y hacer en la vida, la pregunta es: ¿Dónde están los colectivos feministas, especialmente las Monteros, Belarra, Díaz y compañía, que no han puesto el grito en el cielo? Las dos primeras escondidas esperando las órdenes de Pablo Iglesias. Y Diaz está demasiado ocupada con los empresarios, y su partido Sumar como para entrar en menudeces y criticar a los compañeros rusos no entra en su ideario.
 

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