Normalidad democrática y barullo político

Manoel Barbeitos
Economista

Como sublimaba en un artículo anterior en este mismo medio, este año 2024 vamos a tener en España un maratón electoral que tendrá su primera etapa en el País Vasco con las elecciones autonómicas (21 de abril). Una contienda que se celebrará en un contexto de normalidad democrática (lo que no implica ausencia de conflictos sociales y enfrentamientos partidarios) que contrasta fuertemente con el barullo político que, por caso, se da en Cataluña.

 

Una normalidad democrática que, como señalaba en el citado artículo, cabalga sobre un Estatuto de Autonomía (Gernika 1979) legitimado en un referéndum popular (25.10.1979) y armado por un Sistema de financiación (el popularmente llamado “cupo”) que supone un indiscutible privilegio frente las demás comunidades autónomas.


Con un PIB per cápita (118,2%) que supone el segundo más elevado de España, un desempleo que se cifra en un 6,3% y una balanza comercial con superávit (+7,2%) el País Vasco presenta un situación macroeconómica privilegiada en el contexto español. Una situación que, a pesar de eso, no puede ocultar déficits como, por caso, la existencia de pobreza (15,7%), que es la segunda más baja de España, la creciente desigualdad (la exclusión social severa afecta al 9% de la población) y unos problemas ambientales relevantes (biodiversidad, residuos y cambio climático).


Guardando las reservas debidas, la distancia parece innegable que las próximas elecciones vascas se van a celebrar en un contexto político y mediático que en nada se parece al que presentan las elecciones catalanas. Una situación a la que contribuye decisivamente el comportamiento político tanto de los partidos soberanistas (PPNV, Bildu) como de los autonomistas (PSE). Los primeros, una vez que la vía Ibarretxe de confrontación
institucional fuese abandonada, y sin enterrar las legítimas ambiciones independentistas, vienen apostando decididamente por la vía del diálogo y la negociación. Estrategia que esta recibiendo por parte de los ciudadanos vascos un fuerte respaldo electoral (PNV: 39,1%, BILDU: 27,9%) que todo parece va a ser refrendado en estas próximas elecciones. A esta realidad partidaria hay que sumar que el PSE (13,7%) es un partido de larga tradición vasca.
 

Un asunto no menor a reflexionar es el de qué peso en esta normalidad democrática vasca, de falta de barullo político, tiene la débil presencia de las derechas extremas españolas (PP: 6,8%, Vox: 2%) cuyos resultados están siendo, todos estos años, de los mas pobres de España.


Finalmente, solo me queda lamentar que esta normalidad democrática (que, por caso, favorece que la CAV se sitúe como la segunda Comunidad Autónoma por la importancia de la ID: 16,1% en España) no reciba la atención política y mediática que sí recibe el barullo partidista. Déficits de la democracia española.

 

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