Más de 300 centros escolares realizaron obras este verano, con tragedias como la del IES Julio Prieto Nespereira todavía muy recientes

Durante el verano, las clases se paran, los patios de los colegios se desertizan y en las salas de profesores no quedan ni las tazas de café. No obstante, en muchas ocasiones el verano sustituye a los estudiantes por las cuadrillas de operarios de la construcción que se dedican a mejorar, ampliar o apuntalar todas aquellas estancias que necesitan de un lavado de cara o de una mejora sustancial para disponer de unas instalaciones adecuadas para los alumnos. Las obras en los centros educativos tienen lugar durante el verano para no entorpecer el correcto desarrollo de las clases, pero en ocasiones las labores se demoran más allá del verano y el inicio del curso se puede ver condicionado por este inconveniente. 

OBRAS PEQUEÑAS Y GRANDES

Solo en A Coruña, se realizaron 48 actuaciones de 'Grandes Dimensiones' -120 en el total de la comunidad- y 88 de 'Pequeñas Dimensiones'. Entre las obras de grandes dimensiones está la colocación de ascensores, o trabajos que van desde la "ampliación" -con costes que rozan los 3,5 millones de euros, como el del CEIP Agro do Muíño en Ames, aunque el coste de la rehabilitación integral del IES Valle-Inclán de Pontevedra supera los 4,7 millones de euros y es la actuación más costosa de las que se desarrollan en la comunidad- hasta "rehabilitaciones integrales" o "mejoras sectoriales". 

En total son 444 actuaciones este verano en 305 centros, según informó el presidente Alfonso Rueda, con una inversión de 76,5 millones de euros. El mandatario destacó que este verano se incrementaron en 87 las actuaciones con respecto al año anterior y que el presupuesto también creció un 19%. Esto representa "un tercio de los centros educativos públicos" en los que la mayoría de las obras "estarán finalizadas" antes del inicio del curso.  

Por otra banda, Rueda quiso destacar la construcción de dos centrales de biomasa en Lugo y Lalín con el objetivo de "dar servicio a varias infraestructuras y ahondar en los objetivos de alcanzar unos centros educativos más respetuosos con el ambiente". "Por tipo de centro, casi la mitad de las intervenciones previstas son llevadas a cabo en colegios. En concreto, 209 obras están previstas en este tipo de centros, mientras que 118 son en institutos. Las obras restantes son en centros integrados de formación profesional, centros de enseñanzas artísticas o de adultos y conservatorios de música", apuntan desde el Gobierno de Galicia.

La colocación de paneles fotovoltáicos en algunos centros también se establece en un apartado distinto para la Xunta. Al tiempo, la consellería recalca que en estos momentos se están construyendo dos centros educativos: el colegio de O Milladoiro en Ames y el instituto de Navia en Vigo.

UNA TRAGEDIA RECIENTE

La Xunta apostilla que todas estas obras están enmarcadas en el Plan de Nueva Arquitectura Pedagógica, aprobado en 2021 con el objetivo de que los centros educativos "estén mejor acondicionados, más implicados con la educación digital y las nuevas metodologías, y sean más sostenibles y más confortables para el profesorado y para el alumnado". 

En cualquier caso, la seguridad de los alumnos es primordial. Esto nos trae a la memoria lo ocurrido el pasado curso, cuando un estudiante de 13 años falleció en octubre de 2022 en el IES Julio Prieto Nespereira de Ourense al caerle encima un muro de los vestuarios del polideportivo de más de una tonelada. Otro muchacho resultó herido. En este centro se están desarrollando obras este verano, aunque la Xunta no precisa de qué tipo. 

En este sentido, tanto padres como alumnos del instituto se quejaban del estado de las instalaciones, con humedades y desperfectos, lo que llevó a muchos a pensar que el suceso podría haberse evitado. El caso está judicializado y el próximo 16 de noviembre está citado a declarar el arquitecto encargado de la redacción del proyecto del vestuario, según la información publicada por La Región.

También impactante, aunque con un final menos traumático, fue lo ocurrido el pasado marzo en el Colegio Concertado Cardenal Cisneros, también en Ourense, cuando la rotura de una tubería de agua provocó que se derrumbase un muro justo encima del patio. 

Por fortuna, en ese momento no había niños en el patio y todo quedó en un susto, aunque hubo que evacuar a unos 80 estudiantes porque el agua inundó los vestibulos del centro. El suceso también obligó a desalojar a los vecinos de algunos edificios colindantes, que estuvieron meses sin poder volver a su residencia hasta que se apuntaló la estructura con un nuevo muro. Sucesos que prueban que las obras y estudios de seguridad son más que necesarios para salvaguardar la integridad de los estudiantes.